𝐄𝐒𝐂𝐀𝐑𝐋𝐀𝐓𝐀 | 𝗌𝖺𝗌𝗎𝗄𝖾 𝗎𝖼𝗁𝗂𝗁𝖺 ⸻EDITANDO

━ 𝐃𝐚𝐢𝐤𝐢 𝐀𝐤𝐢𝐲𝐚𝐦𝐚

daiki

Desperté de golpe por segunda vez en este día, tocaban la puerta como si tuvieran la intención de derribarla.

Maldita sea.

Anoche había estado pensando en todas las cosas que podrían estar pasando en esa casa y porque Hanae, siendo la más desinteresada en los problemas de su familia, estaba tan ansiosa y preocupada, eso indicaba que enserio las cosas se pondrían feas.

Ozuru se levantó rápidamente y se escondió debajo de la cama.

Que listo.

Camine hacia la entrada de la casa, me sorprendí al ver que la señora Dai estaba afuera. Estaba seguro que ella tenía llave de esta casa, si su esposo estaba aquí.

Entonces... ¿Por qué toco la puerta de esa manera?

— Señora Uzumaki, buenos días —hice una reverencia frente a ella— ¿le ayudó en algo?

— Daiki, cariño —¿cariño?— Ozuru está aquí, ¿no es cierto? Me lo llevaré a casa.

La señora Dai lucia diferente, sus ojos no se cruzaban con los míos. Ella era la clase de mujer que se hacía notar entre las demás, a pesar de no ser una kunoichi sabias que no podías no tomarla enserio, se caracterizaba por su amabilidad y su seguridad —igual que todas las mujeres Uzumaki— muy diferente a la señora que tenía en frente.

Se veía insegura.

Conocía a los Uzumaki desde que tenía uso de la razón, mi familia y la suya siempre fueron aliadas, desde antes que la antigua aldea fuera destruida. Mi padre fue muy allegado a la madre de Nakumi, Kushina, así como yo lo era con su hija.

Supongo que era de familia ser rechazados por una Uzumaki.

Me desvíe del tema.

La cuestión era que siendo el amigo tonto de Nakumi, me enteraba de todo lo que sucedía en ese lugar. Esa casa era una bomba de tiempo, en cualquier momento estallaría y por tener al pequeño pelirrojo escondido, sabía que ya había estallado.

"— Escúchame bien, Akiyama —dijo ella— cuida a Ozuru, no le digas a nadie que esta aquí, ni siquiera a su padre, si no vuelvo en tres días, sal de Uzushio y no menciones a donde te diriges, vete a Konoha y trae a Nakumi."

No le digas a nadie que está aquí.

Las palabras de Hanae rondaban mi mente, nunca la había visto de esa forma.

— ¿Ozuru? —pregunte incrédulo.

Junto sus manos.

— Si, ¿Hanae lo dejó aquí anoche? —preguntó, su mirada estaba dentro de la casa.

— Uhm —me hice el desentendido— lo siento señora Dai, no he visto a Hanae ni a Ozuru desde que Nakumi se fue.

Pasó de afirmar que el niño estaba aquí a preguntarme si su hija lo dejó aquí.