𝐄𝐒𝐂𝐀𝐑𝐋𝐀𝐓𝐀 | 𝗌𝖺𝗌𝗎𝗄𝖾 𝗎𝖼𝗁𝗂𝗁𝖺 ⸻EDITANDO

𝟦𝟤; 𝐃𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚 𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚

スカーレット
-ˏˋescarlata | sasuke uchiha fanficˎˊ-
capítulo cuarenta y dos: de vuelta a casa

nakumi

Quite las vendas de mis manos, las marcas de mis uñas dejaron de sangrar por fin.

Había caminado por quince horas sin parar, mis piernas y pies no podían dar un paso más, mis ojos ardían por lo secos que debían estar, necesitaba descansar y dormir pero no lo haría, no me merecía tal placer.

No merecía nada.

— Debes descansar —habló alguien desde el bosque.

No reconocía esa voz, voltee de inmediato con un kunai en la mano en busca del dueño de esas palabras. Me había asegurado que nadie me estaba siguiendo.

— ¿Quién eres? —pregunte al aire. Entre los arbustos algo se movió.

Di la vuelta otra vez sobre mis pies para ver a un hombre de cabello amarillo brillante. Mis ojos se abrieron a no más poder, mi corazón palpitaba con fuerza, el kunai se resbaló de mis manos y cayó sobre la nieve.

Baje la mirada hacia mi arma en el suelo por unos segundos antes de volver a alzarla esperaba que solo haya sido un reflejo de mi cansancio pero no, el hombre me miraba fijamente a unos cuantos metros de mi.

— ¿Es un sueño? —susurre.

Él alzo los hombros.

— ¿Me conoces no es así? —asentí. Mis ojos volvían a aguarse— Sabes siempre quise una niña —sonrió— no le vayas a decir eso a tu hermano.

Ahogue un gemido ante sus palabras, mis mejillas empezaban a empaparse otra vez.

— No, no llores, por favor —se acercó a mi.

Limpio mis lágrimas con la yema de sus dedos, sentía su tacto tan real, una sensación de familiaridad y nostalgia me lleno.

Lo observe con más claridad, sus ojos celestes definitivamente eran como los míos, su cabello rubio era igual al de Naruto, su rostro transmitía tranquilidad y su sonrisa era paternal.

— Ansié con mucha fuerza que nuestro hijo o hija tuviera el cabello rojo de Kushina —siguió hablando— no puedo pedir más al verte por primera vez.

— Eres Minato —susurre.

— ¿Minato? —pausó— Hija, ¿es que acaso tienes otro padre?

Hija.

Mi labio empezó a temblar y no dudé en abrazarlo, no podía ser un sueño, no podía, sentía el calor de su cuerpo. Sus brazos me rodearon con suavidad.

— Pa-papá —solloce.

Me aleje de él, sabía que esto no era posible, él había muerto, él no me conocía, todo era producto de mi imaginación.