𝐄𝐒𝐂𝐀𝐑𝐋𝐀𝐓𝐀 | 𝗌𝖺𝗌𝗎𝗄𝖾 𝗎𝖼𝗁𝗂𝗁𝖺 ⸻EDITANDO

━ 𝐊𝐚𝐢 𝐌𝐚𝐤𝐢

*Nota de autora: por favor léanlo todo*

kai

La casa Uzumaki siempre fue un lugar lleno de misterios, cuando cumplí seis años junto a Taro apreciamos la llegada del señor Ryû con una bebe en brazos.

Su intenso cabello de color rojo la identificaba como una Uzumaki más, las miradas de adoración que le dedicaba el líder de la aldea indicaba que era algo más que una simple Uzumaki, era su nieta, por lo tanto una princesa de la Aldea.

¿Hija de quién era la pequeña niña recién nacida? Me lo pregunté durante todo el año que no pude verla otra vez, la vergüenza de un niño de seis años me consumía, no quería que nadie se entere que me sentía interesado por algo que no fuera entrenar o jugar. No dejaban que cualquier persona se le acercara, ni siquiera los gemelos que supuse eran sus primos, solo el señor Ryû que la cuidaba, su hijo Yuudai que también observaba a esa pequeña con adoración y su esposa, su otro hijo no mostraba interés alguno, siempre lo veía alejado de todos y dando órdenes por todos lados.

— Kushina —había susurrado el señor Yuudai mientras acariciaba la mejilla de la bebe en brazos.

Yo me había escabullido por la cocina cuando vi al anciano bajar con ella en brazos.

¿Se llamaba Kushina? A mis seis años me veía tan curioso por aquella nueva integrante que me puse a buscar el significado de ese nombre.

Significaba hermosa, hermoso remolino si lo juntábamos con su apellido.

Le quedaba bien si pertenecía a la familia principal.

— Hanae, ¿cómo está la bebe? —dijo Taro de repente mientras dibujábamos en el patio trasero de la mansión.

Era la primera vez que la mencionaba frente a mi.

— Mamá dice que es muy bonita —contestó su gemela— muy saludable e inteligente.

— Eso es obvio, es prima mía —Taro confirmó mis suposiciones.

— ¿Prima suya? —pregunte incrédulo, él asintió sonriendo— ¿esa bebe? —volvió a asentir— ¿se llama Kushina?

Ellos negaron.

— Se llama-

— ¡Taro! ¡Hanae! —gritó la señora Dai desde la entrada trasera— ¡Vengan para que conozcan a Nakumi! ¡Kai tu también puedes venir!

Nakumi, así se llamaba.

Los gemelos dejaron los pinceles rápidamente y corrieron hacia donde provino la voz de su madre, yo hice lo mismo, no pensé que también me incluirían en eso.

Los seguí por la cocina hasta la sala principal de la casa, este lugar era donde el señor Ryû atendía a los aldeanos, en medio había una manta de blanca y sobre ella, una bebe sonreía por las caras graciosas del señor Yuudai.