Capitulo 47

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Estamos hechos de aquellos que nos han construido
y luego
nos han roto.

[Frase extraída. No es mía]

Martina hace tiempo sabe lo que el padre de su hija siente por aquella proyecto de hippie que volvió para arruinarle la vida.

Sabe lo que ocurrió entre ellos gracias a arduas búsquedas en internet durante noches de insomnio o cuando su hija se empecinaba en permanecer despierta por horas. Y sabe muy bien que su historia no se limitó a una relación de mocosos de 14 años.

No. Ni por asomo.

Las miradas entre ambos que presenció en el living de su casa hace apenas un par de dias atrás no eran de viejos amigos que conservaban una estrecha amistad. Sus ojos escondían secretos que ella, en ese preciso instante,  juró averiguar.

Mientras se encamina a la cocina y se prepara el desayuno, recuerda la secuencia en la que Benjamín entró casi desnudo a la sala de estar, donde lo esperaba esa mujer.

Una punzada atraviesa su vientre al rememorar la forma en la que él reaccionó y se fue tras ella casi sin dudarlo, como si la madre de su pequeña hija no existiera para él, o al menos no en la manera que solía hacerlo.

¿En qué momento se le fue el amor? ¿Cuál fue el preciso instante en el que Benjamín se le escapó de sus manos?

No fue cuando reapareció Camila. Sin dudas.

Fue mucho antes, incluso antes de que naciera Rita. Y ese alejamiento entre ellos fue tan fuerte y decisivo, que no alcanzó con la llegada de un hijo para recuperarlo. En absoluto, eso lo alejó aún más: en el preciso momento que la niña llegó a sus vidas, un muro impenetrable se impuso entre ellos.

El llanto de su hija arranca bruscamente a Martina de sus intrincados pensamientos y sube con rapidez hacia su habitación. La falta de sueño hizo mella en ella, ya que posee profundos surcos oscuros debajo de sus ojos y su piel está pálida por el cansancio.

Asimismo, sus músculos se encuentran fatigados y un dolor punzante comienza a instalarse en el extremo inferior de su nuca.

Rita está cerca de cumplir un año de edad, ya duerme en su cuarto casi todas las noches y sus ritmos de sueño son más estables y predecibles que cuando era apenas una bebé de pocos meses de vida. Ahora duerme de 6 a 8 horas seguidas y sus padres pueden disfrutar de un sueño medianamente profundo y sin interrupciones.
Pero claramente eso no sucedió ayer por la noche.

Aunque Rita no fue la culpable de las falta de horas de sueño de su mamá, si no su propio padre.

Martina se quedó despierta a hasta altas horas de la noche sin pegar ojo, esperando que Benjamín le regrese la llamada que se atrevió a ignorar. Los celos la carcomían por dentro y se imaginaba los peores lugares posibles en donde podría llegar a estar Benjamín. Aunque, el peor de ellos era en la cama de esa mujer.

𝗠𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮 𝗮𝗹 𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora