Capitulo 11

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Pasan los años
y sigues muy cerca.
Como ese libro
que dejas a medias
en la estanteria
de tu habitación
y que te prometes
terminar algun dia.

Como ese puzle
que guardas
en el desván,
porque le faltan
dos piezas,
pero que no
quieres tirar
porque te lo regaló
alguien especial.

Mi cabeza
te ha estancado
en su centro.
Y mi corazón
te ha diseñado
una casa con muchos
metros cuadrados
entre sus grietas.

Pasan los años
y tu sonrisa
late, se mueve,
rebolotea.

Y es que me rindo.
Acepté
que nunca
te vas a ir.

Asumí
que la condena
de tus besos
siempre van
a vivir perpetuos
dentro de mi.

Isabel Polgach

Me quedo inmóvil al oír mi nombre

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Me quedo inmóvil al oír mi nombre. Benjamín lo repite entre dientes. Se remueve en su cama y yo no sé que hacer.

Intento levantarme para ir a pedir ayuda, pero me toma del brazo, reteniéndome. Lo miro y ahora si está despierto. O al menos tiene los ojos abiertos porque continúa soñando:

- Volviste... no te vayas nunca - Exclama, con una mirada penetrante. Su rostro está bañado en sudor y sus labios están resecos.

Está volando de fiebre.

- Tranquilo, voy a llamar a una enfermera - Lo calmo.

Benjamín deja que lo recueste suavemente de nuevo en la cama y cierra sus ojos, pero sin soltarme la muñeca. Me libero de su amarre y voy a la sala de enfermeros en busca de ayuda.

Le terminan colocando un suero con ibuprofeno y antibióticos para combatir una posible infección pero hasta que no lo vea un médico no pueden explicarme el porqué de la fiebre. Y eso recien será mañana.

Vuelvo a tomar asiento a su lado mientras ruego que le baje la fiebre.

Luego de una hora, el sudor de su rostro se evapora y le toco la frente para comprobar su temperatura. Noto su piel demasiado caliente aún o tal vez la mía esté demasiado fría.

El choque de temperaturas lo despierta.

- Camila... - Susurra con un hilo de voz.

- Hola - Le contesto, retirando avergonzada la mano de su rostro.

- Al final no era un sueño...¿o todavía sigo dormido?

Recuerdo lo que me habia dicho Felipe acerca de su desorientación y trato de ser lo más clara posible. No me gusta verlo así.

- Tenés un poquito de fiebre. Ya está bajando igual. Hasta hace un momento estabas dormido...

- ¿Ayer viniste tambien no?

- Si.

- ¿Por qué?

Auch. Empezó por la pregunta más dificil.

- Vine a ver cómo estabas...

- Me contaron que vos me trajiste al hospital ¿Es cierto?

Me siento como hablándole a un niño, así que trato de ser delicada en mis respuestas.

- Si. Te encontré en la calle. Estabas inconsciente

- Me contó Felipe lo que pasó. ¿Vos que hacías ahí?

- Justo pasaba por ahí... - Me encojo de hombros.

- No, no... me refiero a qué hacés acá. En Buenos Aires.

- Volví para visitar a mi vieja...

- Vivís en Bariloche ahora ¿No?

Parece que no fui la única que se enteraba las cosas a través de Felipe. De alguna forma extraña, la idea de que Benjamín le pregunte por mi, remueve algo en mi interior.

- Si, hace un año mas o menos.

La siguiente hora y media hablamos de nosotros. Qué hicimos de nuestras vidas durante estos años, los lugares que recorrimos y que metas alcanzamos. Ninguno de los dos toca temas sensibles. Ni del pasado ni del presente. Solo nos limitamos a recorrer memorias que no nos exponen a ninguno de los dos.

La mayor parte del tiempo hablamos de su hija, de como nunca se habia detenido a pensar en tener hijos pero que luego de saber de su llegada ya no pudo imaginarse la vida sin ella. Me contó de su dificil llegada al mundo y los duros momentos que pasaron juntos en neonatología. Me gusta verlo a Benjamín hablar de ella. Sus ojos reflejan una luz que nunca antes habia visto en ellos. Supongo que ese amor que él siente por Rita es mas fuerte que cualquier antibiótico porque luego de nuestra charla ya se siente mejor y la fiebre ya casi bajó por completo.

Y, ya que estamos, a mi nuestra charla tambien me hizo sentir mucho mejor. La opresión que sentía en el pecho estos ultimos días casi no existía. Tal vez haya curado otro tipo de infección en mi, aunque la fiebre en realidad haya aumentado y me quemaba por dentro de un modo ya irreversible.

 Tal vez haya curado otro tipo de infección en mi, aunque la fiebre en realidad haya aumentado y me quemaba por dentro de un modo ya irreversible

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𝗠𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮 𝗮𝗹 𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora