Capitulo 58

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Con los años, he preferido amar
las cosas predecibles
para evitar el miedo y el dolor.

Tal vez parezca una renuncia,
pero empiezo a pensar que el tiempo detenido
es mejor que el futuro.

- Fernando Valverde


Estoy aturdida. Pero no a causa de los aplausos.

Luisana se presenta en el escenario y saluda a los presentes, con mucha naturalidad y con la simpatía que siempre la distinguió. La gente enloquece a mi alrededor.

Verlos a ellos tres juntos me genera una sensación extraña en el pecho. Añoranza mezclada con… algún otro sentimiento imposible de identificar. No ahora en esta confusión.

- Se la extrañaba ¿Verdad? – Pregunta Felipe y la gente grita en señal de asentimiento.

- Pero… pero… ¡no hay tres sin cuatro!

Ahora si. La histeria se apodera del lugar.

Felipe me mira y extiende su mano, instándome a subir. Miro a Benjamín y él me devuelve la mirada con confianza. Por último, me atrevo a mirar a Luisana y ella me sonríe tímidamente.

Nicolás, que está a mi lado, me codea para que suba. Observo a mi alrededor y todos me miran y piden lo mismo.

Por inercia o vaya uno a saber qué, tomo la mano de mi amigo y subo al escenario. Felipe y Benjamín me abrazan y la gente nos aplaude y grita nuestros nombres. Gritan mi nombre seguido de palabras como “Dale” “Fuerza” “Hermosa”. 

Les sonrío con timidez y hago un gesto con la mano.

Willy me alcanza un micrófono y veo en su expresión la misma emoción que en la de los demás. Me sitúo al lado de Luisana y ella sin dudarlo me toma de la mano, como lo hacía siempre en cada show. La miro y sus ojos están llenos de lágrimas. Su mirada es tan trasparente como el agua. En ella puedo ver el perdón y el amor.

Y de pronto soy consiente de que nada de lo que haya sucedido importa.

De enserio.

Ya no importa.

No importa el dolor que causé y que me causaron. Mis errores y el de los demás. No importan. Estoy tranquila porque, afortunadamente, aprendí de ellos. Aprendí que el rencor no sirve.

Y si el destino ya está escrito, me alegro profundamente que haya sido escrito de este modo. Si todo lo que tuve que pasar fue para llegar hasta acá, le agradezco al universo y suelto. Suelto todo lo malo y abrazo lo que esté por llegar a mi vida.

Sin pensarlo, abrazo a Luisana y ambas lloramos.

Asi. Sin más.

Sin muchas vueltas, doy vuelta la página y empiezo otro capitulo. Con hojas más blancas y el lápiz con más punta. Para reescribir con más claridad y con más firmeza.

𝗠𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮 𝗮𝗹 𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora