Capitulo 55

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Cuando idealizas
a alguien
bajas la guardia.
Pero ahí estás tú,
diciendome todos los días,
que tu besas
con el alma
y que no hay segundas
causas escondidas.
Que eres real
y que como realidad
que eres,
eliges mis besos
cada mañana
al despertar
Y ya.
Ahi estas tú,
subrayando
que no te gustan
los pedestales
inalcanzables
porque le tienes
pánico a las alturas.
Que prefieres
quedarte abajo,
a mi lado,
susurrándome al oído
que adoras las sensación
que te produce
el reflejo de la luna
en mis ojos
al mirarte.

- Isabel Polgach


Me limito a observarla mientras espero a que hable. Ella se toma su tiempo.

- Sinceramente no iba a contártelo – Exclama con cautela – No creía que valiera la pena hacerte ese favor…

La miro incrédula. Podía tener muchos defectos Martina, pero nunca podría criticar su sinceridad.

- Pero… - Continúa – Pensé que entre las dos… podríamos ayudarnos.

- No entiendo… - Murmuro confundida.

- Benjamín no es la persona que vos pensás…

Frunzo el seño. Esto ya me lo veía venir. Y de verdad que pensé que Martina era más inteligente y buscaría una mejor manera de separarnos. Algo no tan evidente, al menos.

- ¿Podrías ir al grano? – La presiono.

- Hay algo que él te está escondiendo… -  Dice mientras saca un sobre arrugado de su bolsillo y lo sostiene ante mi – Esto te va a aclarar las cosas mucho mejor que yo.

Estira su mano hacia mi, para que lo tome. Dudo por unos instantes… no confío en ella. ¿Por qué hacerlo? La creo capaz de muchas cosas con tal de recuperar a Benjamín.

Y no pienso entrar en su juego.

De pronto, veo acercase a Benjamín hacia nosotras. Martina no advierte de su llegada, porque está a sus espaldas.

- Sea lo que sea que tengas que contarme, podes hacerlo delante de él también – Le digo, señalando con la cabeza hacia su dirección.

Martina voltea rápidamente y al verlo, guarda el sobre nuevamente.

- Hola – Saluda él un poco extrañado de encontrarnos juntas.

Se acerca a nosotras y toma a su hija entre sus brazos. La niña le toma el rostro, apretando sus mejillas y él le pone caras graciosas, a lo cual ella responde con carcajadas.

- ¿Todo bien? – Pregunta Benjamín.

Nota enseguida el ambiente tenso entre las dos.

- Si – Contesto – Llegaste justo a tiempo. Martina quería contarme algo.

Él levanta sus cejas sorprendido.

- ¿Que cosa? – Pregunta.

Martina queda inmóvil de la sorpresa y no sabe que contestar. No esperaba que la delate.

- Nada… no tiene importancia.

- Me ibas a dar algo – Replico con impaciencia – Era un sobre. Si parecía importante…

Benjamín empalidece de pronto y Martina parece disfrutar su reacción.

- No es nada – Repite ella – Me tengo que ir. Tengo cosas que hacer.

Se despide de su pequeña hija y luego se encamina hacia su auto.

- Es muy rara esta mujer – Le digo por lo bajo mientras me dispongo a juntar nuestras cosas del suelo.

Benjamín no contesta.

Lo observo y su cara denota preocupación.

- ¿Qué pasa amor? – Le pregunto – ¿Estás bien?

Me acerco a él y lo abrazo por su cintura, dándole un beso en su mejilla y luego dándole uno a Rita.

- Si… me quedé pensando en lo que te dijo Martina – Replica con un hilo de voz.

- No le des bola – Le sugiero – está celosa. Pero no voy a caer en su juego. Sigamos en paz, ¿si?

Él no me responde.

- ¿Si? – Vuelvo a preguntarle, ya preocupada.

- ¿Eh? ¡Ah! Sisi… - Responde distraído.

- Estemos en paz, por favor – Le pido – No le digas nada. Eso es lo que ella busca. ¡Que nos peleemos! Hay que ignorarla.

Él vuelve en sí y me mira con una expresión extraña.

- No… - Musita – No le voy a decir nada…

Algo  de su expresión no me deja creerle del todo.

Le dedico una amplia sonrisa y le doy un beso, pero sus labios están fríos. Ausentes. Busco su mirada, para poder leerla y poder descifrar lo que pasa en estos momentos por su mente, pero él la evita y se limita a ayudarme a juntar nuestras cosas en silencio.

Me pregunta si voy a pasar la noche con ellos en su casa, pero resisto la tentación. En su lugar, decido ir a dormir a la casa de mi mamá y dejo que Benjamín disfrute pasar tiempo con su pequeña a solas. Él no discute y solo se ofrece a llevarme, y yo acepto.

En la puerta del edificio, antes de bajar de su auto, le doy un beso en la frente a Rita, quien está jugueteando muy concentrada con las llaves de su papá en su sillita del asiento de atrás.

Beso a Benjamín intentando que él me devuelva el mismo con la misma intensidad, pero es inútil. Benjamín está muy lejos de acá.

- Te amo – Susurro en su oído.

En vez de contestar con palabras, lo hace con una mueca poco parecida a una sonrisa. Veo en sus ojos pesar y el celeste siempre tan brillante de sus pupilas parece ahora apagado, sin vida.

Espero por una respuesta que nunca llega y bajo del auto con una sensación extraña en mi pecho.
Pienso en las palabras de Martina y la reacción de Benjamín. Y comienzo a sospechar que tal vez y solo tal vez... ella si tiene razón.

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𝗠𝘂𝗿𝗮𝗹𝗹𝗮 𝗮𝗹 𝗖𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora