13. Maestro.

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Robin miró de reojo a Harry, que dormitaba plácidamente en uno de los sillones mientras Roy salía a buscar información. De vez en cuando, un sonoro ronquido salía de su boca. Adorable.

No pudo evitar recordar el día en el que se conocieron. Aún en ese entonces, Harry era un poco más alto. Era un muchacho bronceado y pelirrojo, con aspecto de no haberse dado una ducha en varios días. Tenía ojeras y una mirada que le recordaba a la de un cachorro perdido. Se acercó a él, porque de seguro los otros maestros ya estaban en sus aulas y el muchacho probablemente no sabía aún su horario. A pesar de la ropa sucia y de las ojeras, resultaba bastante agradable. Educado, e incluso atractivo, aunque estuviera mal que él lo pensara.

Le dijo que su nombre era Harry y que estaba buscando a alguien que le diera lecciones privadas, sin importar el costo.

Robin lo miró escéptico, porque no parecía que este tipo pudiera costearse una universidad pública, mucho menos lecciones sólo para él. No fue hasta que notó que toda su ropa era de marca, y que su porte era digno de un caballero, cuando comenzó a atar los cabos. Le preguntó en dónde estaban sus padres, y el chico palideció rápidamente.

-Escapaste de casa. – declaró el profesor.

El chico se sonrojó y volteó la mirada al suelo, cómo un chiquillo que ha sido descubierto en una mentira.

-Yo...ehm, no, claro que n-

Su voz se cortó cuando Robin le tomó por el cuello del abrigo y puso su rostro a la altura del propio. Por más alto que fuera, no tenía fuerza alguna para resistirse. Robin sintió una punzada de culpa, porque tener tanto poder sobre aquel chico le emocionaba. Aunque apenas llevaba un año de graduado, todos sus estudiantes lo respetaban y no había motivo para que fuera diferente con el nuevo.

-No te pregunte. Ahora, esto es lo que vamos a hacer. Iremos a mi oficina, y vas a contarme porque estas aquí, ¿okey?-

Los ojos marrones del chico se hicieron pequeños, pareciera que había visto un fantasma. El profesor lo miró, y se sintió un poco apenado. Soltó el abrigo del chico e intentó suavizar su tono:

-Mira, no tengo todo el día. Puedo intentar ayudarte, pero necesito que me digas que es lo que pasa.

Podemos hablarlo a solas, no voy a delatarte. Además, te ves hambriento, y yo probablemente tengo algún bocadillo en la sala de maestros. ¿O prefieres quedarte con el estómago vació?-

Harry lo miró, y lo siguió por el pasillo sin decir palabra, mientras organizaba sus pensamientos.

Este tipo era, probablemente, un idiota, pero por lo menos parecía que sabía lo que hacía. Y tenía comida. En ese momento, la promesa de algo de comer lo impulsó a seguir a este sujeto. Y, si eso no era suficiente, al menos era un maestro guapo.

El físico de aquel maestro no debería estar entre sus prioridades, pero por alguna razón lo estaba. 

Caminaron juntos hasta llegar a una pequeña oficina, llena de libros y papeles, pero sin muchos adornos. El haber dicho que "podría tener un bocadillo" había sido demasiado modesto, porque tenía una variedad de dulces y frutas de las que le dió a elegir, junto con varias tartas de sabores. Despues de terminar su tercera rebanada de pastel, Harry ya había olvidado sus precauciones con el maestro. Podría haberlo besado si con eso conseguía un poco más de comida. 

Y ese fue el comienzo de su amistad, una rebanada de pastel que lo trajo de vuelta a la vida, que lo hizo sentir como si las cosas no fueran tan malas.

Pero había mucho más que amistad allí.

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Hola lectores!!!

Me alegra informar que ya acabé mis exámenes, así que les traigo un capitulo cortito para celebrar!!!

Quiero agradecerles por su paciencia con esta historia, y de paso, quiero saludar a unas personas muy especiales a quienes les dedico esta parte, y ellos son:

*redoble de tambores*

Dany-Chocolate

LikaThepurplemoon

FuneSud02

Muy bien, eso es todo, espero que les guste este capitulo aunque este hecho a la carrera, los amo!!

PD: El fluffybird aún no acaba, esperen a mañana amigos :D

Amor Confuso (otra vez :)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora