O4.

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— ¡Hermana baja a la cocina!. — El ruso gritaba desde la nombrada, preparando un pan tostado con un poco de nata y fresas, junto una jarra de jugo de naranja.

Podía escuchar los pasos de la menor acercarse a la cocina sentando en una silla sin hacer ningún ruido.

Se sentó frente a la menor, dándole la comida a esta, que sin levantar la mirada, tomo el plato. Se podía ver una expresión en su rostro entre molestia y tristeza.

El mayor a notar eso, dió un largo suspiro.

— Bielo, perdóname. No fue mi intención gritarte y hacerte llorar anoche, es solo que no se cómo reaccionar ante ese tema de Ucrania. Lo siento.. —

Esta, quien aún mantenía su mirada en el suelo dando un mordisco a su comida, solo asistió la cabeza sin decir mucho.

— ¿Sabes?, pensé un poquito más lo que me dijo China, y creo que sería buena idea que te inscribiera en una escuela.. —

— ¿¡Enserio!? ¿¡Me vas a inscribir en una escuela con gente, con maestros y niños de mi edad!?. —

— Si.. pero será privada, me gustan más que las públicas. —

— ¡Gracias, gracias!. — Se levantó de su asiento y se subió a la mesa, haciendo a un lado las cosas que estaban en esta, para poder abrazarlo con todas sus fuerzas.

— ¡Oye, vas a romper la mesa!. —

— ¡No importa, compramos una más bonita!. —

Ambos rieron.

(...)

— ¿Entonces inscribiste a tu hermanita a una escuela?. —

— Así es Japón. Debiste ver, está muy ilusionada. —

— Me alegro que por fin lo hayas pensado, tontito. —

Le dió unos pequeños empujones en la frente haciendo reír al ruso haciendo aun lado la mano del japonés.

Quienes se encontraban sentados en la muralla de China, se podía ver una bonita vista desde ese lugar, los calmaban a ambos. Además de que siempre se veían ahí cada vez que podían.

— Por cierto.. ¿No recibido noticias sobre Alemania?. —

— No.. nada. — Bajo la mirada. Japón al ver esto, acaricio su espalda en forma de consuelo.

— No pierdas la esperanza, ya verás que llegara algo que te hará llegar a el. —

— ¿Si no ha llegado durante doce años, que te hace creer que llegué en este momento?. —

— Talvez. Así es la vida.. —

— Me tengo que ir. —

— Pero-. —

— Me tengo que ir, ya dije. Adiós Japón. — Se levantó rápidamente, comenzando a caminar alejándose de el japonés quien lo miraba con confusión.

— ¿Habré dicho algo malo?. —

Talvez no, pero para Rusia si.

Realmente recordar al alemán le hacía bastante mal. Era algo que le hacía sentir un dolor en el pecho junto un nudo en la garganta horrible.

¿Realmente estará bien?.
¿No le habrá pasado algo?.

¿Se habrá olvidado de el?.

Miles de preguntas, y ninguna respuesta.

¿Habrá alguien que sepa de él?.

Y si era así, ¿quién?.

Su mente estaba al borde. Si seguía así, terminaría en un manicomio de lo loco que está gracias a ese alemán.

Los recuerdos llegaban a su cabeza.

"¡Hola! Soy Alemania".

"No soy una niña..".

"¡Déjame de molestar, te odio!".

Schnecke!".

"Es la primera vez me hablamos, como tal".

"Yo sí se tu nombre, Rusia. No soy tan tonto, como alguien comprenderá".

"¡Seamos amigos!".

"Me caes muy bien".

"¡Eres muy divertido!".

"Tranquilo, aquí estoy, siempre voy a estar".

"Seamos mejores amigos para toda la vida".

"Rusia, no llores, por favor".

"Te quiero, Rusia".

"Esto no es un "adiós", esto es un "hasta pronto"".

"Nunca me olvides".

"Te amo".

— ¿Dónde estás, Alemania?..

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora