12.

3.8K 487 583
                                    

— Por cierto, ¿en que trabajas?. —

Hablo al alemán, quien se encontraba comiendo, tratando de acabar de masticar lo más rápido posible.

— Soy abogado y maestro de violín personal. Además de ser ayudante en una campaña de protección de animales. —

— Wow.. tienes grandes trabajos. — Alemania sonrió, dirigiendo su mirada a la de colores verdes y rojos con decoración blanca, quien veía su bebida, posando lentamente su mirada en este también, observando los ojos aceitunados de esta. — Así que, ¿tú eres la pequeña Bielorrusia, verdad?. —

— ¡Sisi, a sus órdenes!. —

El alemán acariciaba la cabeza de la menor, que solo soltaba pequeñas risillas, dando un mordisco al hot dog que tenía en su mano.

— Vaya, ya haz crecido demasiado, recuerdo cuando eras una niña. Ya eres toda una señorita. —

— Es una bebé. —

Aclaro Rusia mirando a estos, mientras comía de igual manera. Haciendo reír al tricolor.

— Y dime, ¿tienes novio?. —

— Ah-. —

— No necesita esa cosa. — Alemania dirigió su mirada hacia éste.

— ¿Qué?, ¿te da celos que te quiten a tu hermanita, hermano celoso?. —

— ¡No!. Simplemente aún está muy pequeña como para tener esa cosa que le llaman "novio", todos solamente la quieren para quitarle su dinero o tocarla, ¡es una bebé!. Mírala, apenas puede caminar. —

— ¡Rusia!. — bufo la menor, al sentir que la estaba dejando en vergüenza, causándole más risa al alemán. Mientras daba al último mordisco a su hot dog limpiándose la boca.

— Dios, con ustedes uno se vuelve loco.

Al terminar de comer en aquel puesto, comenzaron a caminar por el parque, observando a la demás gente y el paisaje de este. Ya se estaba haciendo de noche, haciendo que el ruso se preocupará.

— Oh, se está haciendo de noche. ¿Sabes de algún hotel cercano?. —

— Ni que hotel ni que nada. Se vienen a mi casa. —

— ¿E - Enserio?. —

— Claro que sí. Si por algo te dije que vinieras, para que convivieramos, no para tenerte alejado. —

— Gracias Ale.. —

Soltó una pequeña risilla entre dientes, mostrando una adorable sonrisa.

Su sonrisa, tan hermosa y dulce. Amaba ser aquel que le causaba esas arruguitas en sus mejillas.

Ya la extrañaba ver, como extrañaba ver sus ojos, su rostro, sus manos, su todo. Escuchar su voz, con ese tono melifluo que siempre ha tenido. Sentir el contacto de su cuerpo cerca suyo.

Lo traía muy mal, lo traía muy loco.

Lo volvía loco con una simple mirada.

Oh Rusia, eres un idiota enamorado.

— Vengan, se ve un taxi por allá. Nos vamos. —

— Está bien. — comenzaron a caminar hacia el nombrado, ayudando al ruso con su maleta sin detener su paso.

(...)

Al llegar, pudieron notar la gran casa que tenía.

Vaya, por una razón le recordaba a esa antigua casa en donde antes vivía con su padre, tenía casi la pinta idéntica, si no fuera por los artículos modernos en esta.

— Dejen sus maletas aquí. Yo en un rato, los ayudo a llevarlas en sus habitaciones. —

— Gracias Alemania por traernos aquí. —

— No tienes que agradecer, Rusi. —

Se sonrieron ambos.

Se sentaron en la sala y comenzaron a charlar cualquier cosa por un largo rato.

Hasta que Alemania tuvo que ir al baño.

Así que, los dos contrarios se dedicaron observar la casa.

Tenía muchos reconocimientos de él, algunas pinturas y fotografías suyas, algunas solo y otras con su padre.

— Rusia, mira. —

Llamó la menor, haciendo que el mayor se acercara a paso lento hacia esta hasta quedar a su lado.

— ¿Que sucede?. —

— Mira esa foto. —

Señaló una foto que estaba en un mueble muy lindo, la tomo lentamente para visualizarla mejor.

Podía ver que era Alemania junto con otra persona, esté apesar de tener la cara media tapada con su mano, pudo sentir que lo conocía, era como si lo hubiese visto por algún sitio, pero no se acordaba, simplemente no se acordaba.

Frunció el ceño al observar como Ale, besaba la mejilla de aquella persona en aquella foto.

— Oh, esa foto.. —

Al escuchar la voz de el alemán, giro para observarlo.

— Ale, ¿quien es?. —

Pregunto Rusia, en un tono entre curiosidad, confusión y celos al mismo tiempo.

Alemania quedó en silencio, en un silencio muy incómodo para él. Agachó la mirada.

— Rusia, él es Polonia.. — seguía de esa manera, botando un suspiro, para después levantar su mirada, observando la foto para después observarlo a él. — .. él es mi prometido. —

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora