59.

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Habían pasado cuatro meses, cuatro larguísimos meses en donde todo, volvía a tener color en la vida de aquella familia relativamente linda. Las heridas, tanto superficiales y internas, se estaban curando. Rusia por fin pudo encontrar ayuda profesional por sí mismo, para todos sus problemas y ahora, se encontraba en otra de sus citas.

— ¿Te ayudo volver a verlo? — preguntaba aquella psicóloga, quien miraba al ruso, con su bolígrafo en sus labios, esperando una respuesta.

— Creo que sí — respondió —, me hizo ver lo que le causo volverse así, jamás pensé que América sufrió lo que me hizo sufrir, y no lo culpó más ya que sé la verdad, él pensó que olvidando todo sería haciendo lo mismo a otros seres inocentes para consumirlos, como su padre lo hizo —

— Bien, entonces este tema queda cerrado — dijo con calma la mujer mientras escribía en su libreta.

— Sólo tengo una pregunta —

La psicóloga asistió para que le preguntará.

— ¿Cree que América hubiera cambiado si se lo hubiera propuesto? —

— Eso depende mucho, tal vez sí, pero lo primero que tuvo que haber hecho desde un principio; era perdonarse — respondió, observando como Rusia solamente hizo una mueca —, por cierto, dime, ¿ya leíste el expediente de tu padre? —

— No, siento que ya no es necesario —

— No entiendo, Ru —

— Desde que pude leer el expediente de América, me dí cuenta que todos estamos rotos, lastimados, traumados, con marcas internas que se quedan en nosotros eternamente y que cada quien decide como lidiar con sus problemas — tomó aire y suspiro —, a lo que voy es que, si, lo que hicieron estuvo mal, pero es algo que ya pasó, y es mejor olvidar, porque entre más lo pensamos, más lo empeoramos —

— Sigo sin entender — se acomodó en su silla giratoria, poniéndole toda su atención al rubio.

— América se hizo convirtió en un monstruo por la culpa de su padre. No tenía a nadie a quien acudir y su forma de lidiar su problema era abusar de pequeños, no tuvo la culpa de no poder defenderse del suyo, como yo no pude del mío. No sé que mierda pasaba por la cabeza de mi padre para tratar a todos tan mal, pero no quiero saberlo — rasco su nuca —, prefiero olvidar todo ese mal y enfocarme en mi tiempo, no quiero seguir atormentandome mi presente, futuro y nuevas oportunidades por mis cosas del pasado —

La doctora estaba realmente sorprendida.

— Bien Ru, eso es todo por hoy —

Rusia levantó su ceja.

— ¿Cuándo es mi próxima cita? —

— En dos meses — cerro su libreta y se puso de pie.

— ¿Qué? — no entendía lo que sucedía.

— Hemos avanzado bastante y supongo que ya tienes lo suficiente para salir adelante tú solo, las herramientas indicadas, pero esta vez, voy a dejar que sepas como usarlas, lo dejo para tí — explicó.

— ¿Eso significa que... estoy curado?, ¿no estoy loco?, ¿no será necesario la camisa de fuerza? —

La chica río ante tal comentario de su paciente.

— No, jamás estuviste loco Ru, perdido, sería la palabra correcta, lo que si quiero es que sigas con tu tratamiento; no dejes de tomar tus medicamentos y nos veremos en cierto tiempo para observar como vas, aunque no será por mucho tiempo — explico nuevamente, con una dulce sonrisa.

De un momento a otro, sintió como el de ushanka la abrazaba y la cargaba para dar suaves vueltas, algo que le tomó de sorpresa.

— ¡Gracias, muchísimas gracias!, estoy tan feliz — exclamó con entusiasmo, dejando a su doctora en su lugar rápidamente con un suave rubor de la vergüenza que sentía — lo siento, fue el impulso... —

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora