21.

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No pasaban de los siete de la tarde, y los dos contrarios iban en camino a la casa de China. Claramente, Bielorrusia no quiso ir, prefiero quedarse en casa.

Rusia mantenía su mirada en la carretera, sin quitar sus manos de el volante.

— Rusia, ¿quien crees que sea la pareja de China?. —

— No tengo ni la menor idea, yo veía que China se llevaba bien con Japón, pero no creo que sé haya hecho su pareja. Japón me hubiera avisado, él no sabe guardar cosas. —

El alemán suspiro, recostando ligeramente su cabeza en el hombro de el euro- asiático, quien mostró una pequeña sonrisa al sentir aquello.

Después de algunos duraderos minutos, habían llegado a la casa de el chino, quien al parecer, ya estaba acompañado por alguien. Se dieron cuenta al oír algunas cuántas charlas desde fuera de la puerta.

Rusia tocó rápidamente, esperando a que el asiático le abriera, y no tardó mucho en hacerlo.

— ¡Oh, Rusia, Ale!, pasen. — Dijo en un tono alegre y amable, haciéndose a un lado para que pasarán, a lo que los dos contrarios pasaron sin problemas.

Su hogar es un sitio muy lindo, moderno y limpio, se podía ver que es un hombre ordenado.

— Lindo hogar. — Halago el de lentes, quien observaba el sitio, agradeciendo el chino, quien cerró la puerta. — Bien, ¿dónde está tu pareja?. —

Estaba apunto de fluir unas palabras, pero fue interrumpido por alguien más que estaba en la casa.

¡Hello, my friend!. — Una voz a sus espaldas se hicieron escuchar, provocando que una corriente eléctrica recorría su espalda.

Esa voz le hizo recordar cosas realmente horribles, esas cosas que ya había olvidado. Esa sensación en su corazón, era horrible, sentía como si una navaja traspasara su corazón y un nudo en la garganta se formará. Su cuerpo ya estaba sudando en frío.

No entendía porque, pero, por alguna razón, esa voz se le hacía demasiado familiar.

Lentamente volteó para averiguar si sus sospechas eran ciertas.

Y tristemente, lo eran.

Esos lentes negros, esa sonrisa blanca, esas estrellas que adornaban su rostro. Era él.

— ¿Él es tu amigo, darling?. —

— Así es; Rusia, te presentó a USA, USA te presentó a Rusia. —

— No tienes porqué presentarme, él ya me conoce. — Todos pudieron notar como el aspecto y actitud de Rusia cambio, una expresión que solo representaba seriedad, y su tono de voz, más ronca de lo normal. Causando un poco de silencio tenso en el ambiente y los contrarios quienes la adornaban.

Alemania se percató de inmediato que algo no estaba bien, pero no sabía en que, así que, prefiero esperar un poco más para observar el error aquí.

— ¿Ya lo conocías?, ¡vaya, eso es maravilloso!. —

— No es maravilloso. Esto no es ni una mierda de maravilloso.. —

Contesto rápidamente, tomando con fuerza la mano de el alemán.

— Ale, vámonos. —

— ¿Porque Rusia?-. —

— ¡No preguntes, solo vámonos ya, por favor!. — Se estaban acercando a paso rápido a la puerta, cuando fue detenido por el estadounidense, soltando una pequeña risilla.

— ¡Oh, come on, Russia!, ¿te vas tan pronto?. —

Oh, no. Todo ha vuelto de nuevo.

Sus recuerdos, otra vez. Nuevamente volvió a sentirse aquel niño indefenso y asustado al sentir el tacto de éste, escuchando su risa a carcajadas al verlo llorar.

Su cuerpo comenzó a temblar, y sus cuencas de llenaban de esas gruesas gotas saladas. Alemania se pudo dar cuenta de esto, haciendo que el contrario lo soltará, para por fin salir de la casa junto con Rusia, quien seguía en ese shock.

— Rusia, ¿que te pasa?.. responde. — Salió de ese shock al sentir las manos de su amado posarse en sus mejillas, tomándolo con algo de fuerza el rostro de éste.

— El monstruo.. —

— ¿Que monstruo?, ¿de que hablas?. —

Nuevamente ese silencio.

— Por favor, solo.. solo ya vámonos. Ya no quiero estar aquí.. quiero ir a casa. Por favor. —

— Está bien, está bien, tranquilo amor, tranquilo. Déjame manejar ahora, ¿si?. — Rusia solo asistió con la cabeza, subiendo al vehículo con rapidez para por fin irse de aquel sitio.

Alemania dirigió su mirada lentamente al ruso, quien intentaba soportar esas lágrimas, junto con aquel temor que recorría su cuerpo.

No sabía que ocurría, pero al verlo así, sabía que era algo demasiado malo. Unas lágrimas de desesperación llegaron a sus ojos, deteniendo el auto en medio camino, balanceándose hacia su querido, formando un abrazo fuerte.

Rusia se sobresalto al principio, pero después fue correspondiendo lentamente con un poco de desconfianza, comenzando a escurrir esas gruesas lágrimas que había acumulado durante todo el trayecto, cayendo en la cabeza de su amado.

— Usa fue el que me violó. — Confesó rápidamente, provocando que el alemán lo mirará con los ojos abiertos, tan abiertos como dos platos mirándolo a los ojos.

— ¿Q - Que?.. —

— USA es el monstruo, el monstruo que siempre te hablé, el monstruo de mis pesadillas. —

Alemania no tardó en estallar y comenzó a mirar desesperadamente esas lágrimas, empapando rápidamente sus mejillas, sintió un nudo horrible en su estómago, volviendo a aquel abrazo.

— Todo estará bien, mi amor. Todo va a estar bien.. — Dijo como pudo, rompiéndose cada vez más, dándole un par de besos en su rostro, posando su cabeza en el cuello de el ruso, quien acaricio su cabeza.

— Contigo, sé que todo estará bien. —

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora