1O.

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El ruso, quien se encontraba empacando, se veía tan contento. Estaba tan feliz, al borde de estallar.

Vería a Alemania, ¿lo pueden creer?. Por fin, después de tanto sufrimiento y tiempo, se podrán ver cara a cara.

Dios mío, las horas eran solo siglos para él, tenía que esperar otros dos días para por fin subirse a ese avión y encontrarse con su pequeño angel.

— Rusia, venía a decirte que- ¿para que esas maletas?. —

China, quien entró con unos papeles en las manos, se detuvo al observar como metía ropa y artículos en unos maletas color negro.

— Me voy. —

— ¿A donde?. —

— A ser feliz. — China quedó más confundido.

— ¿De qué hablas?. —

— Alemania.. Alemania por fin estará conmigo. —

— Ah, ya, solamente eso- ¿cómo acabas de decir?.. —

Rusia dejo de empacar comenzando a soltar pequeñas lágrimas de felicidad.

— Encontré a Alemania, China.. encontré a mi niño. — China al notar las lágrimas de este, se acercó rápidamente dándole un abrazo, que el ruso no tardó en corresponder.

— Me alegro tanto amigo. Me alegro que por fin estés así de contento. ¿Era por eso que habías estado así? jm, como no lo sospeché. —

— No sabes como me ha cambiado todo esto. Jamás me había sentido tan feliz en mi vida, es una sensación grandiosa.. —

Rusia lentamente se separó del abrazo, observando la sonrisa pacífica y aliviada de su amigo.

— Rusia, si te vas por eso, adelante ve. ¿Bielorrusia irá contigo?. —

— Si, Bielorrusia irá conmigo. Quiere ver nuevamente a Alemania, recuerda cuando lo conocieron y le cayó bien, pff.. solo tenía cuatro años mi nena y lo recuerda tan bien. —

— ¿Que esperabas de una niña tan inteligente cómo ella?. —

Soltaron pequeñas risillas.

Que lindo.

(...)

— Hermano, ¿te acuerdas cuando Alemania y tú trataron de matar a ese pato?. — Rusia al escuchar esto, no evitó soltar una carcajada.

— ¿Cómo olvidarlo?, ninguno de los días podía y solo estamos torturando el pato. Fue un día antes de que se fuera. —

— Pff, si. Fue muy divertido. —

— Que lindos recuerdos. —

Oh, claro que eran lindos recuerdos. Demasiados, ninguno inolvidable.

En especial uno.

Cuándo hicieron estaban apuntó de hacer algo no aptos para su edad; cuando estaban apuntó de hace el amor siendo unos niños.

Adoraba recordar la voz de Alemania dando aquellos ruidos extraños, que realmente eran gemidos, al dar pequeñas mordidas y lamidas en aquel vientre plano.

Se lamía los labios, al recordar el dulce sabor de esa piel tan suave y tersa que tenía y que, lo más seguro, siga teniendo.

Lo que una vez creyó que era algo realmente malo y lo asustaba, termino entendiendo que era algo realmente delicioso y que ahora quisiera probar.

Ahora odiaba recordar cuando se detuvieron. Si hubiera sabido que lo que estaban haciendo, era algo realmente placentero, hubiera seguido.

Le hubiese quitado la virginidad a Alemania, a sus solos siete años.

Que loco, ¿no?.

— Rusia, necesito que revises estos papeles que son- ¿¡Rusia, que demonios!?. —

Rusia al oír al asiático hablar de ese tono fuerte y al ver su expresión de asco. Quedó confundido.

— ¿Que sucede, China?. —

— ¡Rusia, tienes algo en tus pantalones!. —

La menor, quien apuntaba de manera inocente hacia los dichos. Rusia observó lentamente y pudo notar el porque la expresión de el chino.

Tenía un bulto en su entrepierna, una erección demasiada notable. Al ver esto, Rusia se tapó con sus manos, pintandose sus mejillas de un rojo demasiado intenso.

— ¡B - Bielo, sal de aquí, ahora!. —

— Pero-. —

— ¡AHORA!. —

Bielorrusia obedeció sin entender porque la reacción de estos, dejándolos solos.

— ¿¡Que diablos pasa contigo!?. —

— Luego te explico; necesito un baño. — éste salió a pasó rápido llendo al nombrado, haciendo botar un suspiro al asiático que solo trataba de mantener calma.

Oh.

¿En que estabas pensando, Rusia travieso?.

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora