O6.

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Varias semanas había pasado tras aquel suceso, y Rusia cumplía con su promesa de no beber ni una sola de alcohol y dejar de hablar de Alemania.

Gracias a eso, todo estaba en paz, en armonía. Ya no había gritos, llantos, ningún malestar.

Y como era de esperarse, las clases llegaron.

— Bielo, nena. Despierta, hoy inicias clases y no quiero que llegues tarde en tu primer día. —

La menor despertó lentamente, soltando unos cuantos bostezos mientras se levantaba y buscaba su nuevo uniforme.

El de ushanka preparaba un rico desayuno para él y su hermana, quien bajo a paso rápido ya preparada para esta, se sentó en una de las sillas y comenzó a comer.

— Bielo, recuerda. Si tienes un problema-. —

— Si, si. Si tengo un problema, vaya con un maestro o el director, si algo me disgusta vaya de igual manera, ya lo sé, Rusia. ¡Me lo repetiste todo el tiempo!. —

Rusia soltó una risa, acercándose para darle un dulce beso en la frente.

— Anda, come, ya casi nos vamos. —

— Está bien. —

Dió otra mordida a su desayuno, dibujando una linda sonrisa en su rostro, que alegro de inmediato a su hermano, dando un abrazo.

(...)

— ¡Adiós, Rusia!. —

— Adiós, que te vaya bien. ¡Vengo por ti a la salida!. —

Rusia agitaba la mano desde el otro lado de la calle, observando como la bielorrusa se despedía de la misma manera, entrando al instituto, perdiendo la de vista. Botó un suspiro, llendo a paso lento hacia su vehículo, que al momento de entrar lo encendió para después arrancar.

Llegó hacia un  parque y bajo para sentarse en uno de sus columpios de aquellos juegos para los niños.

Estaba vacío.

Los niños ya casi no van a los parques a divertirse, prefieren ir a centros comerciales o salas de videojuegos. Comenzó a mecerse lentamente, con su vista al suelo.

— Veo que por fin me hiciste caso.. —

Levantó rápidamente su mirada al reconocer aquella voz, sonrió al observarlo.

— ¿Vienes a decirme a la cara que tenías razón, China?. —

— No, no. Solo vine a decirte que estás haciendo lo correcto. —

— Si, tienes razón, siempre tienes la razón. Me siento en paz, en tranquilidad, sin esa ansiedad y estrés que siempre tenía. — China se sentó en el columpio de a lado, comenzando a mecerse lentamente, al igual que el ruso.

El asiático al ver que el ruso se mecía cada vez más fuerte, comenzó a hacer el mismo impulso, comenzando a balancearse altamente, escuchándose las risas de los dos adultos, tan fuertes eran sus risas, que las pocas personas que pasaban por ahí, se les quedaban viendo raro o con gracia hacia estos.

Comenzaron a parar lentamente, hasta quedas totalmente quietos, dejando de soltar esas risas lentamente, hasta dejar una simple sonrisa e alegría en sus rostros.

— Parecemos niños. —

— Lo sé. —

— Rusia.. ¿porque no te buscas unos amigos o ya una pareja?. — lo observó lentamente.

— No lo sé.. ¿crees que estaría bien conocer a alguien?. —

— ¡Claro!, te haría bastante bien. De hecho, hay un país que te quiero conocer más de cerca. —

— ¿Quién?. —

— Se llama México. Es muy buena persona, trabajador y divertido, te lo digo yo que somos unos buenos amigos. —

— He escuchado de él y lo mismo dicen. Está bien, me encantaría conocerlo. —

— Te paso su contacto luego, me tengo que ir. Adiós. —

El chino se despidió de el ruso, alejándose a paso rápido de este.

Ahora estaba confundido.

¿Sería buena idea conseguir a una pareja y comenzar una vida con alguien más?.

Oh, talvez no sea una muy buena idea.
¿O talvez no sea una muy mala idea?.

📌 En busca de MI PAZ. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora