Vivir en Londres no es tan fácil, apenas llevar un año y medio aquí, se siente diferente y raro, no en un mal sentido. Sino que apenas se sobre este lugar.
La ciudad de Londres, tan triste y brumosa en invierno, tiene también sus días de esplendor...
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Me termino de sacar mi ropa y me meto en mi cama.Tomo mi celular y entro a los mensajes.
Sería bueno hablar con Chloe.
No, definitivamente no creo que sea buena idea.Aunque me muera por escribirle y preguntarle cómo está, tal vez esté ocupada y ni tenga ganas de responderme.
¿Y si la llamo?
Menos, tampoco quisiera molestarla, a esta hora tal vez no lo coja.
La puerta se abre y entra mi madre con algo de ropa doblada y planchada.
—Hero, cuando venga tu hermana quiero que le vayas a abrir—Deja algunas prendas de ropa sobre la silla del escritorio y acomoda alguna que otra que está tirada por ahí—nosotros nos iremos a dormir, que ha sido un día un poco largo—dirige su mirada a la mía—¿Está bien?—asiento—te quiero. Buenas noches—se va cerrando la puerta tras de si.
Vuelvo a tomar el celular y sin más entro a su chat.
Voy a escribirle y me la suda si no contesta.
Le pongo un hola y me desconecto sin tener esperanzas de que responda, pero luego vuelvo a entrar y elimino mi mensaje.
¿Yo soy tonto o que? Mejor la llamo.
Busco su número, que me acuerdo cuando tuve que tomar el teléfono de Mercy para poder meterme a sus mensajes y obtenerlo.Cuando lo encuentro le marco.
Dudo que conteste.
El tercer pitido suena hasta que en el cuarto contesta.Pensé que no lo haría, luego de haberme marchado tan raramente del bar sin ninguna explicación. _________________________________
—¿Hola?—Su voz suena suave y me dan ganas de escucharla toda la noche.
—Hola, Chlo
—¿Chlo?
—¿No puedo llamarte así?Joder—Automáticamente puedo saber que ya sabe quien soy por que su risa empieza a sonar del otro lado.
—Esta bien, háblame como se te apetezca—Vuelve a reír.
—Solo que queda raro
—Vale, Chlo. Solo quería llamarte para saber como estabas.
—¿Que como estoy?—Parece sorprendida.
—Si
—Pues estoy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú?
—Bien—Miento, no le voy a decir que la última vez me dejo confundidisimo y ahora no se que hacer, y que tampoco se por que la llame