Vivir en Londres no es tan fácil, apenas llevar un año y medio aquí, se siente diferente y raro, no en un mal sentido. Sino que apenas se sobre este lugar.
La ciudad de Londres, tan triste y brumosa en invierno, tiene también sus días de esplendor...
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Chloe
Miércoles / 21:43 pm
Me despierto con muchas ganas de hacer pis, mi vejiga está muy llena y Hero me esta aplastando, muevo su cuerpo despacio y me levanto del sofá con cuidado. Nunca dormí en uno tan cómodo y calentito, en realidad calentito no. Hero es quien estaba calentito arriba mío.
Encuentro el baño al final del pasillo y hago mis necesidades. Me encantaría tomarme una ducha. Lo pienso y niego. Esta no es mi casa. Lavo bien mis manos y cuando salgo choco con algo duro, levanto mi cabeza asustada y ahí está él.
—Santo cielo, me asustaste—golpeó su brazo, este no hace nada—¿Dormiste bien?—No pude evitar no hacer esa pregunta. Dormía tan bien agarrando a mi.
—Si, hoy no tendremos sueño—ríe, y es verdad, nos la pasamos durmiendo toda la tarde.
—Una pregunta—él asiente todavía en medio del pasillo a oscuras y espera a que hable—¿Tienes mis pantalones?—ahora él ríe—Desperté sin ellos, a si qué tal vez me los hayas robado.
—Yo no los robe, tal vez se te perdieron en el camino—bromea—¿estas segura que saliste de tu casa con ellos?—vuelvo a golpearlo y esta vez si se encoge en el lugar.
Bien hecho Chloe.
—Hablo enserio, necesito mis pantalones—me quejo.
—¿Para que?, si te ves bien sin ellos—alarga el brazo y levanta la camiseta juguetón. Le pego en su mano y la retira ofendido.
—¿Por que me los sacaste?—lo miro serio.
—Te has levantado de mal humor—ríe y yo levanto mi mano como si fuera a pegarle de nuevo. Él levanta sus brazos y se rinde—Te los saque, por que estaban húmedos y sentí que dormirías a gusto sin ellos. Los puse a lavar, ya debería dejarlos a secar.
—¿Entonces siguen mojados?—Asiente y yo bufo.
—Te queda mejor sin ellos, te lo aseguro—dejo de hacerme la ruda y lo empujo hacia la sala, que conecta con la cocina y el pequeño comedor—¿Tienes hambre?—elevó ambos brazos.
—No del todo y si lo tuviera no quisiera molestarte. Pero si tienes unos pantalones para prestarme, volveré a casa—me divertí mucho hoy. Y tengo que volver a casa.
—Justo no me quedan más—hace otra de sus bromas—Gaste todos mis pantalones ayer, este es el último que me queda—dice agarrando su pantalón de Jean, que cae sobre su cintura.
—Voy a buscar en tu armario si no me das uno—murmuro molesta.
—No te molestes. Solo, no te vayas—se recarga en la encimera y me mira a los ojos.