𝖫𝗈𝗇𝖽𝗈𝗇||Hero Fiennes-Tiffin [𝗖𝗼𝗿𝗿𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻 𝗱𝗲 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿𝗲𝘀]

||Parte 44||

Chloe

Jueves / 7:45 am

El despertador que está sobre la mesita a un  lado de Hero resuena en toda la habitación, me extiendo por arriba de él sin tratar de moverlo y apago el sonido tan estresante. Me recuesto de nuevo y rasco mis ojos, tendré que acostumbrarme a estas horas.

Giro mi cabeza y miro su gran cuerpo que descansa boca abajo sobre la cama, las sábanas le llegan hasta la cintura y su espalda se encuentra toda al descubierto. Su cara es la mejor parte, sus pestañas largas decoran sus ojos cerrados y sus facciones están relajadas, también lleva su boca un poco entreabierta. Estiro mi mano y no puedo evitar acariciar su cabello, suave y un poco despeinado ya que nos acostamos con el pelo mojado.

Él se remueve un poco y abre sus ojos.

—¿Que haces?—sonríe cuando me ve.

—Lo siento—retiro mi mano pero él la vuelve a tomar.

—No pares—Me alegro que le guste y sigo acariciandole el pelo. Él se relaja tanto que cierra sus ojos y los mantiene así por unos minutitos.

Podría pasarme todo el día tirada junto a él sobre esta cama. Pero tengo que irme, necesito prepararme para ir al trabajo.

Me levanto y me llevo la sabana conmigo. Pero él la toma de una punta, haciendo que frene.

—¿A donde vas?—dice, sin nada que lo tape.

Eso es muy tentador. Evito recorrerle todo el cuerpo y me apresuro a contestar.

—Me tengo que ir para prepararme, tengo trabajo hoy—se sienta sobre la cama y hace una mueca por lo que acabo de decir.

—¿Tienes que ir?—yo lo miro seria.

—Si, apenas es mi segundo día. Si ven que falto me echarán y no quiero eso—dejo la manta a un lado y recojo mi ropa interior para ponérmela.

—Está bien, pero... ¿puedes quedarte a desayunar por lo menos?—hace una cara de perrito medio raro, pero aún así se ve tierno intentándolo.

—Está bien—asiento luego de ponerme la camiseta que tire al piso ayer.

—Pero podemos seguir tirados en la cama—se acerca hasta el borde de esta y se inclina para tomarme de la cintura y hacer que caiga a su lado, pero yo me mantengo dura y quieta, por lo que no puede tirarme.

—No, por que si me quedo ahí hasta que se haga la hora, luego no querré levantarme. En cambio si me levanto ahora ya no volveré a acostarme, mientras siga distraída. A si que ¿vas a darme de comer o no?—él se hecha a reír y se levanta. No puedo evitarlo pero disimuladamente recorro todo su cuerpo con la mirada.

Creería pensar que fue tallado por los mismísimos dioses.

Va a por un bóxer y algo para ponerse arriba, termina vistiéndose sexi como siempre. Y después va a por mi pantalón al lavarropas, después de haberle insistido tanto.