My Lady | Michaeng [PAUSADA]

Cap 4: Cambios

— ¿Qué haces? —

— ¡Diablos, Chaeyoung!... Me asustaste — Chaeyoung rió suavemente. Llevaba más de cinco minutos observándola desde la puerta y al parecer no había sentido el peso de sus ojos en ella. Mina vagaba de un lado a otro, con un aparato en la mano y alzándolo con esfuerzo. Por lo que, totalmente divertida, se acercó con intención de saber qué hacía — estoy buscando alguna conexión a internet —

— ¿Con eso? ¿Para qué? —

Mina detuvo su andar y la miró un momento. Con el rostro serio, muy alejado de sus acostumbradas bromas, Chaeyoung la observaba expectante, esperando la respuesta.

— Es una computadora portátil. Significa que puedes llevarla de un lado a otro pero para comunicarme con alguien necesito internet. Internet es...—

— Sé lo que es internet. Y he visto de esas cosas en el centro del condado. En Orín hay unos bares, allí podrías obtenerlo —

— ¿De verdad? Oh ¡eso es fantástico! ¿Cuán lejos estamos de...Orín? Es un pueblo ¿cierto?—

— Sí, es pequeño, tiene menos de cien vecinos pero es tranquilo. En una media hora podrías llegar—

— Es un alivio oír eso...y... ¿podrías llevarme? — le preguntó acercándose a ella y Chaeyoung se irguió. Había visitado muy pocas veces el lugar y solo por cosas necesarias, como algunas compras cuando su madre no iba a visitarla o cuando algunos de sus animales debían ser revisados por un veterinario. Por lo que consideraba que salir por algo como lo que Mina le pedía, no era necesario.

—Solo...camina en dirección recta y el primer pueblo que encuentres es. No puedes perderte—

— ¿Eso significa no? — inquirió con algo de decepción —

— Lo siento pero...tengo mucho trabajo en la granja. Debo preparar un pedido de huevos. Muchas docenas —

— Pero Chaeyoung, no conozco el lugar y...no me gusta andar sola por allí —

— No es tan lejos ni peligroso, Mina. No me necesitas — repitió con seguridad.

La nipona la observó un momento, estudiando su frío gesto al no ceder y suspiró.

— Bien, pero si me pierdo y ves que no regreso, vas en mi búsqueda al menos ¿puede ser? —

— No lo dudes — sonrió ella. Mina asintió lentamente y, mientras acomodaba un mechón de cabello tras su oreja, el semblante serio volvió a Chaeyoung al oír un motor acercarse — Oh, diablos, no —

— ¿Qué sucede? —

— Nada — la detuvo ella cuando intentó voltear a ver — Mina si vas a hacer eso, vete ahora...Ahora, antes de que se haga tarde y...vamos, te acompañaré hasta la calle — la apresuró. Intercalando la mirada entre el camino a un costado, que rodeaba su casa, Chaeyoung dejó una mano en la espalda de la nipona y la guió unos pasos — bueno, recuerda, camina y...y no hables con nadie ¿de acuerdo? —

— Está bien — susurró Mina y notando su nerviosismo — ¿quién es él? — le preguntó señalando con la cabeza a metros de ellas, cerca de la entrada. Un hombre descendía de una vieja camioneta y Chaeyoung rascó tras su cuello, titubeante ante su cuestionamiento.

— Él es...el comprador de los huevos, sí. Es él...bueno, ya Mina, vete o se te hará tarde —

— Está bien, me voy, me voy...oh y ya sabes, si no regreso... —

— Sí, sí, yo te iré a buscar. No te preocupes. Hasta luego — se despidió sacudiendo su mano y Mina le echó un último vistazo al hombre que ingresó a la casa, antes de mirarla a ella e imitarla.