Abrasaba. Su piel abrasaba, los labios de Mina la quemaban y sus dedos atrapándole el cuello la dominaban.
No le alcanzaba con sujetarle la cintura, no. Necesitaba más. Llegar hasta su espalda y acercarla contra ella. Más, tanto más que la nipona debería soltarse para recuperar el aliento por su propia cuenta y ver así su pecho agitado, producto del arrebato compartido.
No iba a mentirse ¿para qué iba a hacerlo? Pero quería romper el beso solo para oírla, para saber qué tendría Mina para decir los minutos posteriores al encuentro de sus labios y sobre todo, si la culparía de algo o peor aún, decidiera marcharse.
Su madre siempre le decía que no importara qué hiciera, desde lo más insignificante como pasar horas mirando el techo tras despertar de una larga siesta hasta el trabajo que le da dinero pero no es lo que aspira, lo que hiciera que lo disfrutara. Que hay situaciones que marcan el día y al final del mismo es lo que recordará; como deseo a que se repita los días siguientes.
E iba a hacerlo.
Olvidó sus cuestionamientos internos y entreabrió la boca, asomando su lengua y empujando la de Mina hasta el fondo de su boca. Pretendía jugar con ella, creyendo que la nipona suspiraría ansiosa pero la experiencia de su psicóloga salió a relucirse.
Y a pesar de lo punzante que presionaba la palabra en su corazón, se dejó ordenar por los movimientos de Mina. La manera en que tomaba su cuello, subía hasta sus mejillas y luego enredaba los dedos en su cabello, tironeando cada agarre y haciéndolas emitir el sonido de sus bocas al separarse y volver a juntarse, todo gritaba maestría en la nipona y no le molestaba. Le encantaba.
Era como una adivinanza intentar saber a dónde dirigiría la intensidad y a dónde la chocaría al calmarla. Porque la psicóloga adquiría más rapidez y pasión al pasar los segundos y, cuando parecía querer soltarla y dejar sus labios hinchados separados, solo jugaba y volvía a explotarlos.
Chaeyoung la abrazó por completo al rodearle la cintura y Mina se sujetó de las puntas de su camisa, tan débil que si el suelo se sacudía iba a salir desprendida. Tras los últimos segundos intercambiando aire para seguir, finalmente debieron separarse.
No sabía cómo se veía la nipona aún porque sus ojos permanecieron cerrados y sus labios comenzaban a amoldarse nuevamente. Expulsó un suspiro y la vió, como lo supuso, con su pecho subiendo y bajando como una montaña rusa, exaltado y tratando de recuperar aire.
Los nervios la invadieron ¿la habría besado bien acaso? ¿O se había ridiculizado al exponer su primer beso? Maldijo mentalmente, como pocas veces, y pensó en eso: su primer beso.
Acababa de dárselo a Mina, la chica con la que hablaba desde casi un mes y vivían situaciones juntas a diario había sido la receptora de su primer beso. Y muchas veces lo había imaginado pero el cosquilleo bajo su vientre no se comparaba con los estallidos provocados por la boca de la nipona.
Y era tan linda que no se arrepentía.
Su cabello cayéndole por los hombros le acariciaron el cuello durante el beso y la suavidad de sus manos le marcaron casi posesivamente las mejillas. Quería mantener ese calor, el de la nipona aún en el aire y contra su piel por lo que dió el último paso que podía y se pegó a ella.
Ninguna dijo algo y, cuando sus miradas permanecieron en la otra por mucho tiempo, se sonrieron a la vez y la alegría las golpeó internamente. Ella se preguntó si por la cabeza de Mina pasaba lo mismo: los minutos que duró el beso fueron sin duda una locura con afán a reiniciar y eran incomparables a cualquier otro momento de felicidad pasada.
Era ese beso y nada más.
— ¿Volvemos a casa? —preguntó la nipona con una mano en su cuello y acariciándola con el pulgar.
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My Lady | Michaeng [PAUSADA]
Fanfiction"Sólo debes ir al rancho de los Son y convertir a Chaeyoung en una señorita de ciudad, Mina. Ese será tu trabajo" (Advertencia: G!P Chaeyoung) HISTORIA BASADA EN UN FANFIC GLEE. PARTE DE LOS CREDITOS PARA MICHELLE, CREADORA DEL FANFIC. Portada hech...