Cap 27: Mi casa

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La había preparado para ese momento.

Mina le había hablado, horas y horas y hasta días completos para que afianzara el tambaleo que ese momento le presentaría. Chaeyoung empuñó ligeramente sus manos y cerró los ojos, pretendiendo recordar más que solo las palabras alentadoras de quien fuese su psicóloga.

Porque ahora, otra profesional la esperaba del otro lado de la puerta y finalmente sus sesiones acostumbradas desaparecerían, para dar comienzo a todas aquellas completamente nuevas.

Cuando sintió una mano apoyarse con delicadeza en su espalda, separó con lentitud sus párpados e inhaló el aroma de quién estaba siendo su sostén y se permitió relajarse lo suficiente, antes de dar los pasos que la presión tras ella ejercía.

— La señora Trevor es una excelente profesional — murmuró Mina a pesar de que solo ellas estaban en ese pasillo — te sentirás muy cómoda con ella porque preparará un clima especial para que la tensión se vaya —

— ¿De verdad? —

— De verdad. Caroline era mi psicóloga cuando tenia ocho años — le contó y haciendo referencia al nombre de la mujer — siempre me hacía muy bien hablar con ella y contarle mis cosas. Hace unas semanas cumplió 53, una década más y se jubilará...pero te dirá al terminar cada sesión que aún se siente de 15 — bromeó pero ella apenas rió. Los nervios ocupaban cada fibra de su interior y le imposibilitaban gesticular una mueca similar a la felicidad. O si quiera a un poco de comodidad.

— Entonces dejará que te quedes — Mina detuvo su andar al instante y la obligó a hacer lo mismo. Chaeyoung volteó, avergonzada de haber dicho aquello y cuando su mirada chocó con la de reclamo de la nipona, asintió apenas e intentó reiniciar la caminata.

— Esto es algo entre ella y tú, como cuando estabas conmigo. Tomará tiempo y lo entiendo, Chaeyoung...pero si ni siquiera nos vamos a proponer hacerlo, ten por seguro que con cualquier profesional, incluyéndome, las cosas no mejorarán —

— ¿Crees que tengo muchas cosas que cambiar? — cuestionó en un leve susurro. Mina se acercó de inmediato y le tomó el rostro, sacudiéndolo para que la viera y ahuyentar así las ansias de adelantar el tiempo.

— Tienes muchas virtudes que mantener, mi amor. Pero esto es sobre otra cosa ¿entiendes? Es sobre tu salud y mientras esté aquí, contigo, no voy a dejar que algo malo te ocurra ¿de acuerdo? —

Chaeyoung la miró: sus ojos chocolates con esa esfera pequeña en medio y alumbrando, cual linterna personal y dando directo a sus olivas. Los labios dibujados a perfección y con el color rosado impecable, que mantenía el calor que aparentaban desprender.

Su nariz propia, con un toque infantil y delicado y con aquel lunar que tanto le encantaba. Eso era el rostro hermoso de Mina y del que ella estaba enamorada.

Asintió, olvidando el por qué lo hacía y se estiraron a la vez para presionar sus bocas.

El amor hace tan voluble los pensamientos y al punto de eliminarlos que, desconociendo si podía o no hacerlo, atrapó la pequeña cintura de Mina y la pegó a ella para mover sus labios.

Cada vez que sus bocas se acompasaban en movimientos y sus lenguas se disfrutaban tocar, una sinfonía romántica golpeaba su cabeza y era, quizá, por eso que no comprendía cuándo detenerse o solo seguir para paradójicamente eso: seguir.

— Tienes que ir — le recordó la nipona tironeándole el labio inferior. Ella ahogó un jadeo y volvió a besarla, empuñando sus manos en el abrigo de Mina y juntarla tanto más como su cuerpo le estaba implorando — Chaeyoung...tienes que ir —

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora