Cap 5: Los regalos que nunca pueden faltar

3K 336 124
                                    

Hubiese dado un salto de alegría si no fuera por sus zapatos de tacón. Chaeyoung tenía razón, algo de señal podría conseguir si subía al techo del gallinero y allí estaba en ese momento, caminando de un lado a otro, con cuidado e intentando llamar a Sana-ya.

Mientras la rubia preparaba el almuerzo, aprovecharía de darle una sutil orden a su amiga. Después de todo, la información que requería se relacionaba con su paciente y no quería que la oyera hablar de aquello.

No si de evitar una discusión se trataba.

— ¿Sana-ya? ¡Sana-ya! —exclamó emocionada cuando su amiga atendió desde el otro lado —

— ¿Minari? ¿Enana eres tú? —

— Pues sí ¿es que no viste mi nombre al atender? —

— Sí, eres tú y tan irritable como siempre ¿Dónde estás? ¿Acaso ya regresas? —

— Claro que no, no hay razón para que regrese —aseguró con obviedad — escucha, antes de que la señal se pierda o algo, necesito que me hagas un favor —

— ¿Escuchaste eso Minari? —le preguntó con seriedad y ella se detuvo abruptamente.

— No ¿qué fue? ¿Qué sucede? —

— Es mi corazón, rompiéndose porque solo me llamas para pedirme favores y no porque me extrañas —dramatizó su amiga y Mina rodó los ojos. Tan oportuna y con sus raras bromas, como siempre — pero está bien, como algo de cariño siento por ti, lo haré ¿qué necesitas? —

— Gracias Sana-ya, eres una estupenda amiga... ¿estás en tu oficina? —

— Acabo de llegar, sí ¿por qué? —

— Necesito que...—se detuvo a sí misma un momento y observó a su alrededor. Chaeyoung no estaba cerca y, muy por el contrario, hasta podía sentir el aire fresco y solitario que pegaba en su espalda — necesito que averigües lo que más puedas del sr Son—agregó por lo bajo —

— ¿Por qué? ¿Hemos tenido algún caso con él? —

— No, creo que no. Es amigo de papá y es el padre de Chaeyoung ¿entiendes? —cuestionó tapando su boca y parte de su celular. Sana emitió un sonido de asco y ella pudo escucharla teclear la computadora —

— La tipa de la verruga, puaj... ¿y para qué quieres saber de él? —

— Tú solo hazlo y si es necesario le preguntas a mi padre también, pero no le digas que te lo pedí ¿de acuerdo? —

— Y tú crees que tu padre es estúpido —ironizó — notará que estoy averiguando esto por ti. Aquí no hay nada —

— ¿No hay archivos de él? —preguntó esperanzada con que encontrara algo en ese momento.

— Nada y de ningún Son. Parece que no tienen problemas con la justicia. Tu padre acaba de llegar —le informó. Mina se imaginó la situación. La oficina de Sana era la primera del último piso y, al final de aquel largo pasillo, se encontraba la del presidente— Buenos días, señor —

— No vayas a decirle que...—

— Su hija está en el teléfono —le dijo y ella oyó apretó los ojos —

— Que estás hablando conmigo —masculló entre dientes y pudo escuchar la orden de su padre que le diera el teléfono —

— ¿Se puede saber por qué me colgaste ayer Mina? —le reclamó él y ella suspiró. Si de alguno de sus progenitores había heredado la intensidad y molestia por cada cosa que le sucedía a su persona y afectaba su orgullo, era de Akira. Su madre solía ser más desconsiderada y pocas veces compartían alguna charla, momento madre e hija o aún menos, algún rasgo de la mujer se veía reflejado en ella —

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora