Cap 15: Si Son Chaeyoung dijera que no

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Tras cruzar la grande y doble puerta de entrada, él acomodó los puños de su camisa y sonrió de lado. Todo lo conseguía con aquel gesto: negocios, halagos de su madre y citas. Y mientras caminaba directo al mostrador de venta, ajustó el nudo de su corbata y finalmente se aclaró la garganta por lo alto.

Nadie atendió a su excéntrico llamado por lo que sonó rápidamente la campana que reposaba y, tras unos segundos, ella apareció con un delantal y una mancha blanca en parte de su mejilla, un poco de polvo o harina que se había rociado sin intenciones mientras trabajaba.

Conocía los nervios frente a un cliente dudoso, segundos antes de firmar un nuevo contrato o los nervios emocionales de perder a un ser querido, como dos años atrás, cuando trágicamente el destino se llevó a su padre y haber llorado por una hora sobre su cuerpo sin vida, afloraron los verdaderos sentimientos de tristeza que alguien puede sentir.

Pero los que corrían a su corazón por todo su pecho, ahora eran otros. Otro tipo o nivel de nervios que lo hicieron ver como un niño poco inteligente: sonrojado y jugando con sus manos hasta verla detenerse frente a él.

— Buenos días ¿qué va a llevar? — confirmó que la dulce voz que oyó la tarde anterior, aún permanecía y le pertenecía a la chica del otro lado del mostrador. Cuando ella limpió su frente con el dorso de su mano, él observó el movimiento detenidamente. Eran esos mismos cinco dedos que había atrapado para ayudarla a ponerse de pie luego de su estruendosa caída.

— Buenos días...solo algo para desayunar —se golpeó la frente mentalmente cuando ella juntó las cejas y asomó una sonrisa divertida, confusa ante las raras palabras.

— Claro. Hay cupcakes, pasteles, tartas de frutas, pan recién horneado y que puede acompañar con nuestras mermeladas artesanales —le ofreció sosteniendo un frasco de color y que junto a el lo acompañaban decenas más.

— Tomaré un café cargado, con mucha azúcar y mientras voy camino a la oficina ¿qué me aconseja? —

— Que no coma ni beba nada por la calle, puede ocasionar un accidente o hacia usted mismo —

— No suelo caerme en la calle —refutó batiendo sus cejas y finalmente el ambiente nervioso se borró, aligerándose como aquel encuentro luego de que él la socorriera a tomar las cosas dispersas del suelo — ¿estás bien? Quiero decir...luego de ese accidente ¿nada pasó a mayor, cierto? —

— Nada, solo fue una caída. No tengo 10 años —

— No, estoy seguro que no pero no te levantaste hasta que fui por ti —agregó dando un paso y pasándole sus nervios a ella. La chica rubia, con su siempre cabello desteñido y en conjunto a sus ojos cristalinos, sacudió su delantal para ocultar su timidez y él sonrió ligeramente — bien, llevaré... ¿todo lo preparas tú? —

— Todo —

— ¿Es tu panadería? —

— De la señora Abrahams, pero soy su empleada desde hace unos meses —

— ¿A tiempo completo? —

— Solo por la mañana —

— Claro, por las tardes te dedicas a ir cayéndote por las calles de la ciudad. Divertido ¿no? —cuando ella alzó sus labios y los mordió por la parte interna, él rió con una sacudida de cabeza y finalmente sacó unos billetes de su bolsillo — solo dame un cupcake —

— ¿Solo uno? Nadie lleva uno. Compra por docenas —

— Pero no comeré tantos. Quiero uno solo para el café ¿lo recuerdas? —

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora