Estaba disculpándose ahora.
La escuchaba con claridad, del otro lado de la cortina y su sombra delataba que estaba recostada contra la pared, de brazos cruzados y balanceándose con nervios, esperando oír su respuesta.
Como si todo se solucionara con esas dos palabras.
— Lo siento —repitió por un sinfín de veces y ella rodó los ojos. Suponía que ya habían pasado los minutos suficientes como para decirle que ya había olvidado lo sucedido.
Pero lo cierto era que no.
Estaba allí para ayudarla y, por cada paso que avanzaban, de alguna manera cuando algo le molestaba a Chaeyoung, retrocedían dos. O más, tantos más que volver a avanzar se sentía pantanoso.
— Lo siento, Mina — insistió con la voz pesada y cansada de estar allí. Pero no desistía y, hasta que no se lo hiciera saber, no iba a dar su brazo a torcer — Lo siento mucho, no quería gritarte... ¿Me estás oyendo? —
— Ajá —
— Está bien... ¿y estás oyendo que lo siento? ¿Y mucho? Lo siento mucho, perdóname. Voy a servir la cena, quiero que me acompañes —
— No tengo hambre —
— Pero son verduras. Y nosotras amamos las verduras — le recordó con un ligero tono de tristeza. Mina se echó de espalda a la cama y suspiró, recordando que efectivamente esa había sido la orden de Chaeyoung: entre gritos, le pidió que revisara la cena; que no era más que un poco de verduras hervidas y que ambas en un armonioso momento cortaron — pondré dos platos. Y uno será para ti. Lo llenaré de ensalada y tomates, como a ti te gusta... ¿me perdonas? —
La nipona se puso de pie y llegó hasta ella.
Sintió sus piernas vibrar, tal vez por la mirada arrepentida de Chaeyoung y su titubeo en los labios, signos obvios de que necesitaba una respuesta positiva. Que la perdonara por haberle gritado minutos atrás, tras la llegada de su padre.
— No estoy enojada — le dijo con total sinceridad — pero no me gustó cómo me trataste —
— Yo...lo sé y...—
— Déjame terminar, por favor — la cortó y la rubia apretó los labios. Cuando su rostro enrojeció, Mina se cruzó de brazos y se arrastró más hasta ella; donde sus codos chocaban, sus pies se enfrentaban y el espacio personal se ocupaba con la otra — no sé cuál es la relación que hay entre tu padre y tú pero puedo notar que no te hace bien. Sé que quizá esté suponiendo y suponiendo mal, pero eres mi paciente ¿entiendes? Y si debo quedarme aquí no es solo para escucharte cuarenta minutos a la semana. Debo velar por tu seguridad emocional y hay otra tú cuando él aparece. Entiendo si aún no me lo quieres decir...pero tenemos más de cuatro meses para que confíes, me lo cuentes y yo pueda saberlo —
— Lo siento — repitió Chaeyoung y ella movió la cabeza, asintiendo apenas — ¿eso qué significa?—
— Que está bien. Supongo que a veces tenemos nuestros momentos de intranquilidad. Y tú acabaste de vivir uno conmigo —
— Si pero yo lo siento porque no tendría que haberlo vivido contigo...Quiero que me perdones. No quiero que te enojes y te vayas...No quiero que te vayas — le imploró con su mirada clavada en ella.
Mina sintió la presión en su pecho, esa que se acelera de un segundo a otro y no se puede calmar ¿Por qué tenía que hablar siempre tan dulce e ingenua pero con inteligencia? Con sus mejillas rosadas y sus labios moviéndose de un lado a otro y que solo la hacían ver más sincera e inocente.
Chaeyoung y ella no se parecían en nada y sin embargo allí estaban, bajo el mismo techo y con el mismo deseo: no alejarse de la otra.
— No voy a irme — le dijo con una sonrisa y la rubia separó sus brazos, para encerrarla en ellos y sujetarla contra su pecho.
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My Lady | Michaeng [PAUSADA]
Fanfiction"Sólo debes ir al rancho de los Son y convertir a Chaeyoung en una señorita de ciudad, Mina. Ese será tu trabajo" (Advertencia: G!P Chaeyoung) HISTORIA BASADA EN UN FANFIC GLEE. PARTE DE LOS CREDITOS PARA MICHELLE, CREADORA DEL FANFIC. Portada hech...