Cap 19: Por sobre los deseos de ella: el puente de regreso a casa.

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Las cerámicas frías en su espalda, las gotas cayendo de a poco por su pecho y su boca jadeando. Sus gemidos atorándose tras cada embestida, subiendo desde su estómago hasta su garganta. Sus senos rebotando con sus pezones atentos y erectos. Cada estocada era más placentera que la anterior y en consecuencia sus ojos se ponían en blanco.

Le dió un manotazo al grifo y lo cerró, oyendo finalmente los sonidos guturales de Chaeyoung contra su cuello. El ruido de las pieles chocando, la fuerza que ejercía para no caer y la que la rubia hacía para sostenerla. Sus brazos rodeándole los hombros, arañando la piel tersa de su columna y los de ella en sus muslos, pellizcando y llevándola a un nuevo nivel de excitación.

Estaba sintiendo desfallecerse. El duro miembro de la rubia la atravesaba sin consideración y sus labios inferiores lo acariciaban., cada vez que entraba y salía y lo aprisionaban. Su vagina caliente lo recibía gustosa y le reclamaba más, tanto más que Chaeyoung se salió de golpe y se hundió en ella con fiereza.

El movimiento le arrebató el aire. Sus brazos cayeron y solo la cadera de la rubia siguió moviéndose. El miembro se sacudía cual dueño de su cuerpo y las manos deslizándose hasta sus glúteos lo firmaron. A pesar de que estaba a punto de convulsionar, aquellos largos minutos se extinguieron más y trató de contenerse, evitando su culminación para hacerlo juntas.

— Mina...—gruñó Chaeyoung con la voz ronca — siento que voy a morir —atrás quedó la inexperiencia de la rubia y ella comprendió que estaban en la misma sintonía, esperando porque el orgasmo las desvaneciera — estás...aprietas y me duele ahora —y era porque sus músculos interiores se contrajeron. Apretó sus piernas y gritaron a la vez, cuando la eyaculación las sorprendió y sus flujos empaparon a las dos.

Y solo las respiraciones agitadas se escucharon de repente.

Cada rincón de su cuerpo le vibraba. Sus muñecas temblaban y el interior de sus muslos ardía. El vapor ayudó a aumentar el calor que hasta sus dedos quemaban. Le dejó una caricia a lo largo de su espina dorsal y la rubia se arqueó, pegando sus pechos y burlando al lugar más pequeño.

Sumergida aún en ella, Chaeyoung rozó sus mejillas antes de recostar sus frentes. El aliento alterado caía directo a su boca y alborotaba todo su interior sin que lo que quisiera. Quería hablarle y explicarle el momento arrebatado, por lo que se tomó unos segundos para recuperarse y se lo hizo saber en su oído.

— Bájame o te haré daño —le susurró. Pero Chaeyoung buscó sus labios y la besó.

Su pecho se apretujó y volvió a sostenerse de sus hombros, cuando el pene rebosante se sacudió otra vez en busca de su atención. La posición la había agotado, pero saber que la rubia quería más, la hacía desear más a ella también.

— ¿Te estoy haciendo daño? —le preguntó preocupada ante su quejido. Ella abrió los ojos y entonces vió la lujuria y la dulzura en perfecta combinación, nunca antes mejor descubierta. Las pupilas dilatadas de Chaeyoung y su media sonrisa aguardando su respuesta, en complemento a la personalidad que incluso un acto carnal no cambió.

— No, mi amor —murmuró acariciándole el rostro — pero en verdad aquí te haré daño —con un último beso, bajó sus piernas con lentitud y cuando sus talones tocaron el piso, un sonido se desprendió de la rubia — ¿estás bien? —

— Si pero...siento algo de molestia —

— Oh, Chaeyoung lo siento mucho pero es normal y...—se detuvo, cuando la vió sacudir la cabeza con capricho y la miró confusa—

— No, no. Ya no digas mi nombre...dime como me llamaste recién —Mina sonrió ampliamente y tomó una toalla.

Se acercó a ella y envolvió a ambas, riendo ante la sonrisa dominante con la que Chaeyoung la esperaba.

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora