Cuando hay preguntas, hay respuestas. Como cuando hay noche y horas después regresa el día. El cambio drástico y en su momento inexplicable de astros, es tan influyente en las personas como las preguntas dentro de su mente, hurgando y buscando en cualquier otro lado sus respuestas.
Si hay causas, hay consecuencias. Como cuando se monta por primera vez una bicicleta, con apenas 4 años y luego de los primeros metros, el cuerpo impacta contra el suelo por no saber maniobrarla aún. Y si hay causas que permiten u obligan a actuar de cierta manera, habrá consecuencias que corregirán el impulso de haberlo intentado de la forma incorrecta.
Sucede lo mismo con todo. Con cada cosa que se ve e incluso con aquellos que no y los ojos no la perciben. Pero deja de suceder con lo que no se puede tocar. Con aquello que solo se ve pero no cambiará las cosas si no se puede palpar.
Como una antigüedad escondida dentro de una caja de cristal y expuesta en un museo. Si solo se la ve y nadie la roza, continuará igual por el tiempo en el que se decida volver a palparla. Entonces allí cambiará.
Mientras más se toque algo, más cambiará. Como un dedo hundiéndose en una herida y efectuando sus posibles cicatrices.
Mientras más se mire algo, más se conocerá. Como los psicólogos a sus pacientes.
Y ella llevaba 23 días con Chaeyoung. Conocían lo importante de cada una y, aunque sabía que aún había mucho camino por recorrer, trotar hasta llegar a la meta no era parte de su estrategia.
Le gustaba exactamente como iba todo. A paso lento y seguro, sin tambaleos y con las dudas que surgían y se aclaraban rápidamente.
Le encantaba la soltura de su paciente desde la segunda sesión, la manera en que cortaba las verduras contra la mesada para la cena y la sonrisa con que la llamaba para almorzar.
Le fascinaba la luz solar entrando temprano por la mañana, la forma en que Chaeyoung usaba la gorra que le había obsequiado y la felicidad con que se paseaba con la cámara colgando en su cuello.
Le gustaba todo de aquel lugar. Y sentía que todo le gustaba un poco más al pasar los días.
"Mientras más tiempo pases con la persona que te gusta, más atractivo te parecerá" Mina parpadeó al recordar una clase del señor Collins, el encargado de tres de sus 11 materias anuales de su carrera.
Era la lógica denominada como Atracción por proximidad. Y supo que algo se removía en ella si se acordó justo en ese instante, mientras veía a lo lejos a Chaeyoung y a su imborrable sonrisa tomarle una fotografía a un árbol. Lo hacía todo el tiempo desde que le había entregado el regalo.
Y una vez más, no pudo dejar de notar lo hermosa que era.
Sana tenía razón y no se parecía a ninguna de las bellas modelos con la que su amiga se relacionaba solo una noche. Física y sentimentalmente, eran puntos incomparables.
Chaeyoung era completamente distinta y única entre las demás. Y le daba algo de miedo admitirlo pero era cierto. No importaba cuán insistente sonara dentro de su cabeza, la rubia era atractiva a simple vista y para cualquier persona. Incluso para ella, que nunca había salido con chicas tal y como nuevamente Sana decía otra verdad.
Pero eso no era influyente, pensó al ponerse de pie y abandonar los escalones de entrada. Dejó el pórtico atrás y caminó hasta Chaeyoung que, con total concentración y un gesto serio, escondía su rostro tras la cámara ante un nuevo flash.
Se detuvo a tras ella y quizá su sombra o algún sonido la delató, porque la rubia giró e inmediatamente la fotografió.
— ¡Chaeyoung! —le reclamó riendo y la sonrisa en su paciente regresó. Podía ver la burla infantil tras sus blancos dientes y mientras buscaba la imagen con impaciencia.
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My Lady | Michaeng [PAUSADA]
Fanfiction"Sólo debes ir al rancho de los Son y convertir a Chaeyoung en una señorita de ciudad, Mina. Ese será tu trabajo" (Advertencia: G!P Chaeyoung) HISTORIA BASADA EN UN FANFIC GLEE. PARTE DE LOS CREDITOS PARA MICHELLE, CREADORA DEL FANFIC. Portada hech...