El pasto alto y verde, suave y primaveral entre sus dedos. Ya no estaba. El cemento, duro y gris, habitual y opaco en el piso y en las paredes, lo reemplazaba de la peor manera.
El sol cálido y el sonido del río a lo lejos, con aquel choque pacífico del agua contra las piedras y los rayos alumbrar contra el cristalino líquido. Tampoco estaban. El sol ya no salía para ella sola y debía compartirlo, aturdida bajo los ruidos de bocinas, la gente gritando al cruzar la calle y la locura que una ciudad grande implica.
El aire templado a esa hora pero fresco por la noche, el culpable de llevar una frazada al sillón del pórtico y abrazar así a Mina. Más que culpable el cómplice, el partidario exitoso de aquel comienzo. Chaeyoung se pasó una mano por el costado de su cabeza, abriendo los dedos en aquella corta melena y suspiró: estaba empezando a extrañar sus cosas.
Podía disfrutar de cargar a su hijo y mecerlo contra su pecho, más que bañar y refrescar a Fiona con aquellas burbujas que al animal le gustaba ver, porque relinchaba hacia ellas y hasta parecía sonreír.
Y no podía cambiar la pasión con la que envolvía a Mina cada noche en la cama; no por la soledad que en nada la encendía en aquel cómodo colchón de su casa. Si volteaba hacia un lado, un par de brazos atrapaban su cadera y una boca dormía contra su espalda. Y si elegía el otro, eran sus labios los que aprisionaban el hombro desnudo de su novia.
La autoridad que tenía sobre el cuidado de su hijo, no podía competir contra la que desaparecía si de intercambiar a su familia por su comodidad se trataba. A pesar de la simpleza que requería, no podía volver a su lugar de regocijo, a dónde quería ir cuando los nervios la dominaban y necesitaba más tiempo para ella sola.
Como en ese instante, cuando Kristen, su compañera de trabajo, estaba insistiéndole en que la acompañara a recorrer la ciudad y tomar algo cual reunión, en una cómoda cafetería o en un lujoso bar.
Chaeyoung la miró por sobre su hombro, antes de fotografiar a un niño a metros frente a ella y que preparaba desde hacía una hora distintos gestos y poses, para la imagen final de la tarjeta de su cumpleaños:
— Aún no he hecho amigos aquí — siguió la chica a su lado, mientras movía sus brazos e indicándole al pequeño qué otras poses podía realizar — la gente de Seúl no es como la de New York. Aún estamos pensando con Roger si establecernos fijamente o volver. Pero él quiere comenzar las etapas de una pareja aquí —
— Seúl es linda — murmuró al tomar otra fotografía. Kristen se detuvo y la miró enseguida, irónicamente sorprendida y acostumbrada a que su compañera entablara conversación. Acostumbrada a que no fueran más allá de dos o tres palabras y en respuesta.
— ¿A ti te parece un buen lugar para que Minho crezca? — la sonrisa de la rubia fue inmediata. Asintió, retirando la cámara del tripié y observando su trabajo — leí que los niños prematuros necesitan calma ¿una ciudad más pequeña, quizá? —
— Mina es el lugar que Minho necesita para estar tranquilo… Están listas para que las reveles — añadió entregándole la máquina segundos después.
— De acuerdo… ¿pero tomaremos algo esta noche, cierto? —
Chaeyoung la observó, aquella chica era parecida a Mina ¿por qué debían ser tan insistentes? Bufó, negando ligeramente y retrocedió unos pasos.
— Me gusta quedarme en casa y pasar la tarde con mi hijo — de repente algo subió por su garganta. Tan fuerte, tan rápido y tan pesado que le dolió volver a tragarlo. Posiblemente lo mismo que infla con notoriedad un pecho orgulloso. Eso era Minho para ella. Mi hijo, se repitió mentalmente. Era el segundo eslabón de aquella familia. El segundo luego de su novia — todavía no terminan sus controles y debo cuidarlo —
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My Lady | Michaeng [PAUSADA]
Hayran Kurgu"Sólo debes ir al rancho de los Son y convertir a Chaeyoung en una señorita de ciudad, Mina. Ese será tu trabajo" (Advertencia: G!P Chaeyoung) HISTORIA BASADA EN UN FANFIC GLEE. PARTE DE LOS CREDITOS PARA MICHELLE, CREADORA DEL FANFIC. Portada hech...