Cap 9: La peor decisión que podría haber tomado.

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Si el reloj no le mentía, Mina debería aparecer en unos minutos. En menos de media hora según le informó antes de salir de su departamento y ella calculó que, si tardaba ocho en viaje, de las últimas siete horas y media que pasaron lentas, ahora ya no quedaba nada para volver a verla.

Observó una vez más tras la puerta anti insectos, como la psicóloga la llamaba y, al no divisar el coche aún, abrió y se dirigió al sillón bajo el pórtico.

Se acostó y miró el techo. Sin embargo podía sentir con claridad las ansias recorrerle el cuerpo entero, su pierna sacudirse en prueba de ello y los latidos golpeándole con la misma intensidad que cuando corría tras Berta, la gallina más rebelde del granero y que cada vez que dejaba la puerta abierta, se escapaba sin remordimientos ni consideraciones.

Fascinada por volver a verla como estaba, Chaeyoung cruzó los brazos en su abdomen y cerró los ojos. Si recordaba momentos vividos desde que Mina había llegado, la espera se volvería menos tortuosa y el tiempo avanzaría más rápido.

Se acordó de la segunda vez que la nipona montó a Fiona, con menos miedo pero igual de insistente porque no se alejara y la ayudara a subir. O de las caricias que compartían en los momentos de silencio. Ella lo hacía porque la encontraba atractiva y la manera en que la miraba le encantaba ¿Lo hacía Mina por la misma razón?

Era un acto extremadamente valorable su contención de no sobrepasar la línea en la que caminaban y no demostrarle cuánto le apetecía que no dejara de verla de aquella forma: con sus ojos chocolate brillando intensamente y la preciosa gummy smile que le dedicaba.

Myoui Mina hacía que mordiera sus labios para no posarlos en los de ella y acabar con aquel gusto que antes nunca se le había generado.

Y ahora estaba andando hacia ella. Y, si la suerte estaba de su lado, nada debería interponerse en su camino para reunirse otra vez.

Rememorando la lengua de la nipona entre sus dientes, en un gesto tímido cuando le entregaba flores, se removió y adecuó una mejor posición.

¿Por qué tardaba tanto?

— Chaeyoungie —oyó de la nada y abrió entre parpadeos los ojos.

Allí estaba y el corazón doliéndole era señal clara de que no era parte de sus recuerdos. Ni mucho menos alucinaciones de sus sueños. Se había quedado dormida y se reclamó mentalmente al sentirse la persona más tonta del planeta.

Sentada a un lado de su cadera, Mina le sonreía y esperaba a que terminara de despertar.

Lo hizo rápido. Se irguió con velocidad y pasó su mano a lo ancho de su rostro por si acaso. La nipona rió ligeramente y ella se preguntó si algún hilo de saliva o algo infantil delataba su siesta improvisada y no la espera que llevaba contando.

— No tienes nada —aseguró la nipona dejando una mano en su cuello y limpiando algo invisible entonces de su labio inferior — Hola —

— Hola —

— Hola... ¿solo eso? —bromeó la psicóloga y Chaeyoung tragó saliva. Los malditos nervios jugaban en su garganta y no le permitían soltar más palabras. O acciones. Porque quería tocarla tanto como Mina lo hacía y oprimirla en un abrazo. Pero su boca cerrada y su cuerpo inmóvil, obligaron a que la nipona continuara casi en un monólogo — el viaje duró un poco más. El coche aguantó con poco aceite los últimos kilómetros pero Si-won lo solucionó aquí. Está usando tu baño, no te importa ¿cierto? —Ella negó con seguridad— veo que no te importa saber qué hice y...—

— No es eso —habló por fin y cuando iba a continuar, preguntarle cientos de cosas y decidida a abrazarla, la puerta a unos metros se abrió y un hombre salió. Portaba un traje, liso y bien cuidado mientras se escondía del pesado sol tras su mano.

My Lady | Michaeng [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora