Capítulo 17

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Tercera noche parte dos

El pelinegro al percatarse de lo que había hecho, se separó de inmediato de los labios del asesino, rápidamente miró a su alrededor en busca de alguien. Al notar que nadie lo había visto soltó un suspiro de alivio.

—Bien oficial, ya demostró que no puede resistirse a mi—

El chico tras los barrotes hizo que el guardia volteara a verlo, de manera casi instantánea  sus mejillas tomaron rubor, haciéndolo ver un poco tierno, cosa que provocó que el asesino mostrará su tan característica sonrisa cuadrada.

—N-no pasó nada aquí— Sentenció el chico ruborizado, se dió la vuelta dándole la espalda al contrario.

El preso solo soltó una leve risa y pasó sus brazos fuera de los barrotes, rodeando así la cintura del oficial.
Cuando el policía sintió esto, se sobresaltó demasiado y volteó ligeramente su rostro para poder observar de reojo al causante del sobresalto, notó que se encontraba con una sonrisa, la cual no podía observar a diario.

—¿Que es lo que intentas?—preguntó el oficial intentando escapar de aquel abrazo, cosa que fue inútil ya que la fuerza del chico fue mayor.

—Nada que usted no quiera—Susurró ronco cerca de su cuello, mandando así un helado escalofrío por la columna del menor.

—Tu n-no sabes que es lo que quiero y que no—Dijo con la voz más firme que logró hacer en ese momento, no quería perder el poder que tenía por la jerarquía en la que se encontraban.

Una risa grave fue la respuesta del chico, el cual movió sus brazos ágilmente a manera de hacer que el oficial volteara nuevamente, quedando frente a frente, sus respiraciones se mezclaron causando un ambiente cómodo pero a la vez algo tenso para el oficial, el cual solo intentaba resistirse a sus emociones.

—Sabe oficial, sus acciones me dejan saber que usted quiere conmigo, es obvio, su forma de hablar, su forma de actuar, y algunos movimientos que hace... puedo ser un psicópata como todos dicen, pero estudié psicología, se leer los cuerpos de las personas, esto sirve para todo—

El oficial se sorprendió ante lo dicho, jamás se imaginó que el preso supiera interpretar sus acciones, como era un asesino a sangre fría, no pensó que fuera capaz de fijarse en los demás, y menos de aquella manera.

—Estas loco— Susurró con la mirada clavada en el chico frente a él, se quedo inmóvil intentando no hacer ninguna acción, no sabía que era lo que el chico podía descifrar, así que prefirió mantenerse quieto.

—Loco, pero así te gusto—Mencionó con una sonrisa y llevo sus brazos al cuello del menor, atrayendolo más a su rostro—Y te gusto demasiado—Soltó una leve risa y sacó su lengua para así dejar una lamida en los labios el policía. El cual, a pesar de desearlo, pensaba más en que estaba mal lo que ocurria. Negó con la cabeza y desvió la mirada sin saber qué decir.—Bien oficial, ¿Le gustaría repetir lo de la primer noche?—

Una gran sonrisa se formó en el preso al recordar todo lo ocurrido esa noche. El pelirrojo negó con la cabeza sabiendo que realmente si quería  repetirlo, sus ojos le mostraron al preso lo que realmente quería, ya que estos expandieron la pupila y un característico brillo apareció, algo que no podía controlar aunque quisiera.

—Sus ojos me dicen que si quiere—Susurró ronco por lo que el oficial solo cerró los ojos y movió su rostro a manera en que el mayor no pudiera observarlo.

El oficial soltó un largo suspiro y sintió que las manos del preso aflojaron su agarre, por lo que decidió dar un paso atrás, separándose así de los barrotes. Comenzó a retroceder hasta detenerse abruptamente al golpear su espalda con la pared contraria, abrió los ojos y observó que el peso se encontraba recargado en la reja con la cabeza ladeada y la mirada fija en sus ojos.

—No—Fue lo único que el policía logró decir, comenzó a dejar caer su cuerpo lentamente hasta llegar al suelo, sentándose en este.

—¿No que oficial? ¿No se lo permiten? ¿No está en las reglas?—Soltó una suave y sarcástica risa—Las reglas existen para romperse, no toda su vida será un angelito, y menos a mí lado—Volvió a reír de la misma manera, cosa que le puso los pelos de punta al menor.
En cierta manera tenía razón, sabía que su inocencia y pureza iba a terminar tarde o temprano y luego al fijarse en un chico como el, con tanta influencia y locura dentro de su cabeza, solo lo iba a llevar a dos caminos, volverse como él, o terminar muerto.

—Sabe oficial...—el preso habló haciendo que el menor saliera de sus pensamientos—Ya tengo muchas cosas planeadas con usted, nos divertiremos demasiado el tiempo que esté aquí, o al menos yo si lo haré—

El chico alzó sus hombros restándole importancia a lo último mencionado. Retrocedió un poco y se recostó en su cama.

—Puedo aguantar un día más Jungkook, pero más no, piensa bien las cosas si no quieres que esto se descontrole—

Cuando el preso habló sin usar la formalidad de siempre, solo hizo que el pelinegro se diera cuenta de que, a pesar de estar encerrado, tenía más fuerza que él.

—Buenas noches— fue lo último mencionado por el preso antes de cerrar sus ojos y comenzar a quedarse dormido.

Por otro lado el oficial se quedó sentado en el suelo observando el cuerpo recostado del mayor, su corazón latía con rapidez y una helada corriente lo recorría enteramente, manteniéndose en su vientre, dejando una sensación de vacío.
Había perdido todo el poder que tenía, ya sabía que era menos que el asesino y al tener sentimientos cariñosos hacia el, solo lo volvía más vulnerable.

Tras las rejas || Vkook +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora