Capitulo 26

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Jaehyung & Lalisa

—Has mejorado cariño—Susurró la rubia saliendo del baño con una toalla cubriendo su cuerpo.

—Guardé lo mejor para ti, sabía que volveríamos a vernos algún día—Respondió el chico de cabello azul observando a la sensual joven.

Ella caminó hacia la maleta morada que estaba junto a la cama, la subió a esta y sacó de ahí un pantalón ajustado de mezclilla, una blusa negra de manga corta, una sudadera del mismo color y un par de tenis grises. Junto con esto sacó su ropa interior y colocó todo sobre la cama quitando la toalla de su cuerpo para así, con esta, secar su cabello.

—Dudo mucho que Dong-yul te deje en un hotel, entonces yo digo que te vendrás a vivir con nosotros, será algo hermoso, ¿no lo crees?—Preguntó el chico sacando de su pantalón, que se encontraba en la cama, una cajetilla de cigarros y un encendedor.

—Si prometes no espiarme, todo estará bien por mi—Respondió la chica comenzando a vestirse con delicadeza.

—A veces llegas a ser tan aburrida linda—Rodó los ojos y se puso de pie para ponerse su ropa interior y su pantalón de vestir.

Una vez con el pantalón puesto caminó hacia el balcón abriendo la cortina y la puerta de cristal. Afuera sacó un cigarro colocándolo en su boca y con el encendedor lo prendió dándole una profunda calada.

—No es que sea aburrida Jae, no me importa que me veas desnuda o pasando un buen rato a solas—Comentó la chica saliendo al balcón una vez que estaba vestida—Pero tengo otras cosas y sabes bien que no me gusta que otros se enteren de las cosas que hago.—

Al terminar de hablar tomó un cigarro de la caja del chico y lo colocó en sus labios mirando al chico, el cual rápidamente encendió su cigarrillo, seguido de un gracias por la chica.

—Pero somos familia—Dijo el chico recargándose en el barandal para estar más cómodo, la chica imitó su acto pero recargando su espalda.

—No lo somos cariño, recuerda que Dong-yul no es tu verdadero padre—Dijo para acto seguido darle una calada al cigarro en su delgada mano.

—Pero tú y yo tenemos vínculos más fuertes—Respondió el joven manteniendo su mirada en la iluminada ciudad.

—Cariño, no somos nada, solo cogemos—Dijo lo más seca que pudo disfrutando del sabor y gusto que le daba el cigarro.

—Eres tan fría—Comentó el joven llevando su mirada a la joven—Haré que eso cambie, sabes que he estado enamorado de ti desde que éramos niños—Se acercó lentamente a la chica colocando su mano en su mejilla—Haré hasta lo imposible por tenerte a mi lado, no me importa si para ello tengo que matar a media ciudad, lo haría sin dudarlo.—Al terminar de decir esto junto sus labios con los suaves labios de la joven.

Ella correspondió al beso disfrutando de los movimientos que los labios ajenos hacían, el beso tenía un sabor a menta y cigarro, algo que deleitaba por completo a ambos no sabía si darle una oportunidad o mejor seguir como estaban. Sus sentimientos estaban tan cerrados desde que fue reclutada para la CIA, las cosas que le hicieron cometer fueron tan graves que su corazón dejó de recibir algún sentimiento, mucho menos algo como el amor.

...

La luna con su luz tenue iluminaba aquella casa abandonada, era complementada por el foco de la habitación en la que estaban tres personas, dos de ellos disfrutando de lo que hacían. Pero al tercer persona era la que peor se la estaba pasando, todo era un infierno para él.

—Si hubieras hecho todo bien, no estarías en estos aprietos—Comentó el chico con cabellera azul observando al hombre con el pie encadenado de una de las tuberías, tenía fracturas en 4 de los dedos de sus manos y sangre escurriendo de su labio inferior a causa de un golpe que el joven le había dado minutos antes.

—Oye cariño, ¿Deberíamos dejar que muera desangrado o mejor lo matamos con herramientas?—Preguntó la rubia acercándose con una navaja en su mano hacia el chico de pie acariciando el fornido brazo del joven.

—La primera opción es la que me agrada más linda, disfrutemos de ver cómo sus ojos van perdiendo vida poco a poco—

Al decir esto, ambos chicos se acercaron al hombre que solo traía ropa interior puesta, el joven fue quien tomó los brazos del hombre para inmovilizarlo y que no lastimara a la chica que amaba. Ella por su lado, tomó mejor la navaja en su mano y se colocó de rodillas frente al hombre que tenía una mordaza para acallar un poco sus alaridos de dolor y para que sus súplicas no se entendieran, al final, ninguno de los dos trastornados chicos, le harían caso, tenían la orden de asesinar a aquel hombre, ya que fue quien le dio la información al jefe de la mafia Sur de donde guardaban las reservas de droga.

La joven acercó sin titubeos la filosa arma al estómago del hombre, en donde, de un solo movimiento, introdujo el arma en su piel, dejando la mitad dentro, sonrió ladina disfrutando de cómo la sangre salía empapando la navaja. Este líquido se deslizaba por la piel apiñonada del hombre hasta caer en el suelo, comenzando a formar un pequeño charco, el cual iba creciendo con el paso del tiempo. Pasados los segundos la delgada mano de la chica se movió hacia un lado, provocando que la herida se hiciera más fuerte, su piel era desgarrada lenta y dolorosamente, cosa que provocaba que el hombre en el suelo sufriera más, observando como aquellos guapos jóvenes disfrutaban de verlo sufrir e ir perdiendo la vida poco a poco. La navaja salió del cuerpo del hombre soltando un par de gotas las cuales mojaron un poco la playera del joven, el cual al ver la poca cantidad de gotas, miró al hombre ladeando su cabeza.

—Has manchado mi ropa—Dijo con voz grave dando un puñetazo en su rostro, sacando sangre de su nariz casi de inmediato

—Descuida cariño, mañana iremos a comprar otra playera, una mejor—Dijo la joven llevando la navaja a sus propios labios para lamer está del lado sin filo, disfrutando del metálico y dulce sabor de la sangre del agonizante hombre. Una vez que su boca tenía sangre, se acercó al joven, juntando sus labios, compartiendo de aquel sabor.

Jae correspondió el beso disfrutando de la mezcla de sabores, de la esencia de la chica y la poca sangre, juntaron sus lenguas, jugueteando un poco antes de separarse y observar al hombre que soltaba algunos gritos, acallados por la mordaza en su boca.

La joven miró al chico de cabello azul el cual, luego de una sonrisa cuadrada, acercó su mano al estómago abierto del hombre, introduciendo un par de dedos en este, moviendo su mano para causar más dolor al hombre.

—Te ves tan guapo con esa mirada tan fría y sin sentimientos, me provoca mucho—Susurró mordiendo su labio inferior con lentitud. El chico agradeció y su sonrisa se hizo mayor por aquel cumplido—Estoy pensando en darte una oportunidad—Un tono de llamada interrumpió el momento— Pero... aún no— Soltó una ligera risa y se puso de pie caminando hacia su bolso, se retiró los guantes de látex que portaba dejándolos en la mesa de ahí, sacó su celular y respondió la llamada.

-Hola tío, ¿Qué ocurre?-

-Solo necesito saber cuanto tiempo más tardarán, pediré pizza para cenar y necesito medir el tiempo, para que cuando lleguen ya este aqui-

-Eres tan dulce tio, pues, llegamos en una hora aproximadamente haremos esto más rápido, estar aquí ya me dio hambre-

-Esta bien linda, nos vemos acá, regresen con cuidado, te quiero mucho-

-También te quiero, nos vemos-

Al decir esto colgó la llamada y volvió a guardar el móvil en su bolso, tomó un nuevo par de guantes y se los puso. Regresó con su compañero y se volvió a poner de cuclillas observando cómo torturaba al hombre.

—El plan de dejarlo hasta que se desangre tendrá que cancelarse, Dong-Yul comprará pizza para cenar y yo ya tengo hambre—

—Está bien Lisa, hagamos esto más rápido para que podamos comer—Le dedicó una sonrisa y volvió a hacer su trabajo

Tras las rejas || Vkook +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora