Capítulo 48

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El mensaje

Las cosas iban pasando, cada viernes el oficial y el asesino se veían fuera de aquel bar, de ahí se iban a la casa de Jungkook, donde habían tenido aquel encuentro en la alberca. Disfrutaban toda la noche de un buen momento, dejando que el placer los llenara, intentando nuevas posiciones, querían experimentar nuevas cosas, pero siempre teniendo las precauciones necesarias para no ser descubiertos por nadie. Al estar fuera de la cárcel y Taehyung siendo buscado por la policía, era aún más difícil el poder verse, ya que Jungkook siempre que se veían tenía miedo de ser descubierto por algún policía o por su propia hermana. Tenía que mentirle todos los viernes, sacando distintas cosas, como que iría al billar, a los bolos, a tomar, pero la mentira fue más creíble ya que Jungkook inventó a una persona, que según había conocido la noche en la que "había salido con Hoseok". Ella quería conocer a ese chico, pero su hermano menor siempre ponía escusas. Ella hasta varias semanas después fue cuando comenzó a sospechar, pero ya que Jungkook seguía sin ir a trabajar, lo dejaba ser, no quería molestarlo, ya tenía suficiente con no poder estar en su trabajo.

Todo parecía ir perfecto, ambos se veían a escondidas y disfrutaban de estar juntos hasta que llegaba el día siguiente, donde los dos tenían que irse, cada quien a su respectivo hogar. Pero algo ocurrió, un suceso que podría dar un giro a toda esta situación.

Como cada viernes, ambos se encontraban en la casa de Jungkook, esta vez disfrutando de una cena antes de ir a la cama. Este día no tenían planeado tener relaciones, solo querían convivir juntos. Tae comenzaba a sentir cosas más fuertes por el oficial, pero no quería aceptarlo, porque a pesar de ser un chico que a simple vista parecía no temerle a nada, en el fondo sabía que su miedo más fuerte era el amor. Jamás lo había experimentado, pero tampoco quería hacerlo. Se sentía bien solamente pasando estos momentos con el menor, sin tener compromisos ni nada que los atara, o eso creía.

- Cocinas muy rico Tae, jamás pensé que tuvieras este talento. - Comentó el pelinegro quien disfrutaba de aquella deliciosa cena que el mayor había preparado.

- Gracias por el halago, pero tú no estás muy lejos de mí, esa cena que me preparaste hace dos semanas fue lo más esquicito que he probado. Ojalá me hubieras cocinado ese año que estuve dentro de la cárcel. - Ante este último comentario el menor rio un poco negando con la cabeza. - Debo ir al baño, espera, ya vengo. - Dicho esto se levantó sin quitar aquella sonrisa de su rostro y se fue directo al baño dejando al menor en el comedor disfrutando de su platillo.

Estaba relajado hasta que escucho una notificación, tomó su celular, pero no tenía nada, algo confundido levantó la vista y en el asiento del mayor observó un celular, él no sabía que tenía uno, de hecho, pensaba que al estar prófugo no podía tenerlo, por motivos de seguridad. La curiosidad llegó al cuerpo del menor, sintiendo la necesidad de saber quién le había enviado el mensaje y que era lo que decía. Sabía que no debía tomarlo, ya que Tae podría enojarse, todo iba bien y no quería arruinar nada, por lo que decidió quedarse sentado volviendo a comer. Pero otro sonido llamó su atención sintiendo unas enormes ganas de revisarlo, soltó un suspiro y se puso de pie asomándose hacia el pasillo, la puerta del baño seguía cerrada y la luz se asomaba por debajo.

- Una rápida ojeada no hace mal a nadie. - Susurró el menor acercándose con cuidado a la silla contraria, tomó rápidamente el celular y lo encendió. - Que raro, no tiene contraseña. - Pensó a la vez que ladeaba la cabeza y desbloqueaba la pantalla, bajando la barra de notificaciones. Se percató de que el mensaje que le había llegado era de una tal "Ricitos de oro" La foto de perfil era de una chica rubia, bastante bonita a decir verdad, algo que provocó que los celos del menor hicieran presencia. Soltó un suspiro y leyó lo que estos mensajes decían.

- Cariño, te espero mañana temprano, no llegues tarde -

- Debes dejar de darle tanta importancia a ese policía, después de todo solo lo estas utilizando. -

- Regresa con cuidado, te prepararé algo delicioso para que desayunes -

- Jungkook, ¡qué haces con eso? - La voz del asesino se escuchó a espaldas del oficial, quien sentía como un gran vacío se había formado en su estómago. - ¿Jungkook? - Volvió a preguntar acercándose con molestia para arrebatarle el celular, rápidamente observó la pantalla y leyó el mensaje de Lisa. - Yo... No es lo que crees. - Dijo a la vez que tomaba el brazo del menor, pero este rápidamente se soltó volteándolo a ver con enojo y tristeza.

- Entonces solo me estás utilizando... claro, como no lo vi venir, siempre rechazando mis sentimientos diciendo que no podíamos ser pareja, pero el motivo era que estabas jugando conmigo... - Comenzó a decir viendo con odio los ojos del mayor.

- Cariño... - Susurró sintiéndose bastante culpable por lo que estaba ocurriendo.

- No vuelvas a llamarme así jamás. Dios, mejor no vuelvas a hablarme nunca más, pensé que en el fondo me amabas como yo a ti, pero solo no querías aceptarlo, pero esto, jamás lo imaginé. - Gritó sintiendo como su cabeza comenzaba a doler.

- Estas equivocado, esto no es amor Jungkook, es obsesión - Dijo lo más firme que podía, intentando hacerlo entrar en razón.

- ¿Qué? ... ¿Obsesión?... está muy claro que ambos tenemos una perspectiva diferente, yo me enamoré de ti... pero veo que tú nunca me viste como algo especial. -

- Eso no es así... - Comenzó a hablar queriendo darle una explicación, pero fue interrumpido por el menor.

- ¡Lárgate de mi casa! - Gritó con fuerza sintiendo como sus lágrimas comenzaban a salir de sus ojos. - No quiero volver a verte, olvídate de mí. - Se acercó al mayor y comenzó a empujarlo hasta salir de la cocina.

- Por favor Jungkook déjame explicarte, esto no es lo que parece. - Siguió intentando hablar con él, pero el oficial no quería escuchar nada.

- No quiero saber nada que te relacione, aléjate de mí, de mis sobrinos, no quiero que te acerques, no me busques, desaparece de mi vida. - Dijo entre llanto sin poder calmar sus lágrimas, pero a pesar de eso no quería verse débil. Lo empujó más y abrió la puerta de la entrada empujándolo nuevamente hasta sacarlo de su casa. - Fue un error meterme contigo - Fue lo último que dijo antes de azotar la puerta en el rostro del mayor. Se recargó en la puerta y se resbaló por esta hasta caer sentado en el suelo, donde abrazó sus piernas y escondió su cara entre estas sin poder dejar de llorar. Solo escuchaba su llanto, los golpes de la puerta por parte del mayor y su voz diciendo que le abriera.

Taehyung también se sentía mal, su estómago estaba vacío y no lograba escuchar su corazón, jamás se había sentido de esta manera, era la primera vez que experimentaba este sentir, siempre había sido bastante fuerte, de hecho, creía no tener sentimientos, pero todo cambio desde que conoció a ese oficial, el logró cambiarlo.

- Jungkook, por favor, no quiero perderte. - Decía una y otra vez sintiendo como un par de lágrimas se escapaban de sus ojos, algo que no recordaba haber hecho en el pasado. - Por favor. - Susurró quedándose en silencio pegando su frente a la puerta, al estar así logró escuchar como el menor lloraba, esto lo hizo sentirse peor, culpable. - Lo lamento, yo... me iré de tu vida, pero seguiré cuidándote. - Dijo algo fuerte con la esperanza de que lo escuchara. Soltó un suspiro y se dio la media vuelta mirando la calle vacía. Tomó su celular y le envió mensaje a Jin, ya que era en el único que confiaba a tal punto de dejarlo ver su tristeza.

- Jin, ¿Puedes venir por mí? no tengo carro ni manera de volver, estoy algo lejos. -

Presionó la tecla enviar y luego envió su ubicación.

- Adiós Jungkook, gracias por el tiempo que me dejaste estar en tu vida. - Susurró débil y se sentó en la banqueta para esperar a su compañero.

Tras las rejas || Vkook +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora