Capítulo 37

588 43 25
                                    

Issia

Descubrí lo que era amar a una persona, de manera romántica, desde muy joven, pero no fue hasta que conocí a Collins, que supe que podíamos amar de distintas formas y maneras, según la etapa en la que nos encontráramos.

Y resulta, que yo sabía, que aún se, que no puedo amar a nadie como lo amo a él, pero tampoco puedo quedarme estancada sabiendo que estar juntos es como ir en una montaña rusa, una escalofriante montaña repleta de curvas, de miedo, y de misterio, donde con cada subida y bajada, no sabes con qué cosa nueva va a salir.

Me alejé, y me dolió hacerlo. Han pasado otras tres semanas desde aquello, y poco he podido olvidarlo, aunque tampoco puedo negar el escandaloso sentimiento que se apodera cuando Damien está cerca.

No ha vuelto a pasar nada con él, ambos nos hemos mantenido al margen, tal y como lo habíamos dicho, sin embargo, cada vez que terminamos por cruzarnos o tocarnos sin querer, siento una extraña electricidad que se mueve por todo mi cuerpo.

He intentado convencerme que sólo es mi instinto de supervivencia buscando protección, pero muy en el fondo, sé que quizás hay algo más.

No puedo negar que la pasó bien con él. Es divertido, agradable, encantador. Ha aprendido a escucharme, a darme mi espacio, y a no colocar su música con un volumen extremadamente alto, y vaya que se lo agradezco. Y, además, durante todo este tiempo, no ha mostrado ni el más mínimo interés en mí. Era como si fuera una simple amiga más, y aunque me gustaba serlo y contar con él, a veces, también me incomodaba.

Ha sido de gran ayuda, no solo para evitar que esté sola, también para buscar información acerca de mi secuestro, junto a Cameron, claro está.

Gracias a ella, no hemos pasado más tiempo del necesario solos, porque llega convenientemente cuando no hay nadie, como suele hacerlo, sin avisar y sin explicaciones.

Ambos hacen bien su trabajo, son un gran dúo dinámico. Se entienden tan bien, que algunas veces, me dan ganas de decirles que salgan para descubrir si en realidad hay química, aunque me he retenido al recordar que Cameron es toda una rompecorazones que no busca nada serio, y por supuesto que no puedo exponer a Damien de esa forma, no; él se merece alguien que de tanto como él está dispuesto a dar.

Tal y como me lo ha dicho tantas veces.









—¿Qué tal tu examen? —salí de inmediato de mis ensoñaciones al escuchar la voz de Cameron.

Dejé de lado mi café y presté atención a cómo arreglaba la pila de papeles sobre mi pequeña mesa de la sala.

—Bastante bien, de ser así, tendría por ganado el curso —Me sentía tan orgullosa de aquello, pues a pesar de todo el enredo que era mi vida, algo tenía que estar en orden, y qué mejor que fueran mis estudios.

—Me alegro, Issia —Sonrió con sinceridad, sin dejar de ordenar sus cosas. Iba a irse a su departamento, era ya un poco tarde—. Por cierto, dile a Damien que me llame. Necesito que me acompañe mañana.

Elevé las cejas de manera sugerente.

Lo cierto es que me había convencido de que, si conseguía que Damien saliera con alguien más, dejaría de sentir todos esos revoltijos en mi interior cuando estábamos cerca. Ojalá funcionara.

—¿Qué? Bien sabes que es por trabajo, y ni loca me acerco a alguien a quien ya marcaste. Es ley de amigas (qué aplica aún cuando no me hayas perdonado del todo) —Terminé rodando los ojos ante su última aclaración.

Hasta que la olvideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora