Capítulo 13

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Final=Nuevo comienzo

Issia

La magia de sus besos era algo de lo que no iba a aburrirme jamás, mucho menos del tacto delicado de su piel contra la mía, acariciando mi cuerpo, delineando cada curva y trazando un camino perfecto hasta el paraíso.

Me dejaba llevar por la adrenalina, por los impulsos, y también por la pasión que desprendía nuestro amor.

Me deleitaba de su compañía, de cómo me trataba y como luego de tanto, al fin había vuelto a conectarse conmigo.

Saboreaba cada segundo. Atesoraba cada beso, cada frase en la que repetía que era hermosa, no para convencerme de ello, más bien para recordar lo bien que se sentía cuando salía de sus labios en este preciso momento; con precisión, con dulzura y entre suspiros y cansancio.

Estaba maravillada con la habilidad que tenía Collins para amarme y convertir tal acto en algo mucho menos carnal y más celestial.

Él me elevaba al cielo sin siquiera despegarme de la tierra.

Me hacía ver estrellas y sentir fuego en todo el cuerpo.





—Me debes una cena —puntualicé con los ojos cerrados, tan sólo absorbiendo el calor de su pecho y sintiendo la manera en que movía la yema de sus dedos sobre mi hombro.

—Mañana cuando salga del trabajo, te llevaré a comer a donde tú quieras —susurró con su rostro pegado al mío, enterrando su nariz entre mi cabello.

Me agrada tanto estar entre sus brazos, pero no su propuesta, me gustaba que quisiera siempre complacerme, pero él también tenía derecho a ser complacido.

—No, quiero que tú escojas —Lanzó un suspiro y yo comencé a sentir como poco a poco abrir los ojos me costaba más.

—La propuesta que arruina salidas —se burló recordando un comentario que hizo Amanda sobre no haber salido con un tipo porque esté no sabía a dónde llevarla y ella quería que él escogiera. Me reí entre un bostezo ante ello—. Pero tranquila, yo si sé a dónde ir. Ahora descansa, mañana será un día muy ajetreado, muñeca.

Sonreí sin poder —querer—abrir los ojos y tan sólo asentí con poca vehemencia.

—Descansa, mi luz.

Las palabras a penas y brotaron de mi, pronto tan sólo sentí sus labios sobre mi frente y mi cuerpo cayendo en un sueño tan profundo como arrasador.

Al menos está noche quedaba claro que por fin iba a descansar con alegría, pues al llegar la mañana tendría en claro que sin importar la catástrofe a nuestro alrededor, Collins no se alejaría de mi lado, ni evitaría mi presencia.

Después de todo, quizás esto era lo que necesitábamos. Dormir entre el cuerpo del otro para recordarnos lo bien que se sentía y la magia que desprendía.

No iba a negar que de cierta forma me asustara que Collins se arrepintiera de tenerme tan cerca de él, pero tampoco podía ocultar que por estúpido y masoquista que fuera, yo necesitaba de su cuerpo, de su alma y su corazón para mantenerme en pie. Él era mi motor, era mi rayo de luz entre un cielo gris.









El movimiento constante de la cama y la falta de calor a mi lado, me  hicieron medio abrir los ojos y descubrir que Collins no estaba a mi lado. Con la habitación a oscuras y con lo poco que yo podía abrir los ojos,  difícilmente lograba localizarlo. Me sentía cansada y sin ánimos para moverme, más que buscar calor entre las cobijas.

Hasta que la olvideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora