Capítulo 12

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Collins

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Collins

Tenerla a mi lado me dolía, abrazarla, besarla e incluso la forma en que me veía dolía.

No soportaba seguir de esta forma. Me asqueaba mi forma de ser últimamente, pero es que al verla tan confiada en mi, con tanto amor para darme, el remordimiento me carcomía.

Deseaba poder disimularlo, pero no podía. Era muy malo ocultando mis culpas.

En más de una ocasión deseé olvidarlo todo y continuar con nuestra vida, con nuestra relación como cualquier otra pareja, pero era complicado. Amarla ahora era complicado y aceptar su amor aún más.

Nunca entendí porque Issia decía no merecernos, y ahora lo hacía. Ahora me daba cuenta de lo difícil que era aceptar el amor que alguien te ofrecía, cuando por dentro sentías culpa y remordimiento.

Por las noches mientras daba vueltas sobre mi cama me convencía que al siguiente día tenerla a mi lado no sería tan complicado, pero al llegar la mañana y verla tan radiante, siendo ella misma mientras preparaba el desayuno, con ese sudadero que dejaba al descubierto sus hermosas piernas, las cosas se venían abajo.

Ella ahora es luz y me odiaba por estarla arrastrando de nuevo a la oscuridad.

«Eres mi rayo de luz, Collins»

Sus palabras se revolvían en mi cabeza; no negaba que se sentía bien cada vez que me decía así, pero también era repugnante aceptarlo cuando por dentro yo sabía que ya no lo era, cuando yo sabía que ahora era todo lo contrario.

Veía su esfuerzo por intentar llevar las cosas lo mejor posible, pero también cuanto le dolía mi indiferencia. A mí también me dolía, me lastimaba herir a lo mejor que tenía, pero tenía presente que de una u otra forma terminaría haciéndolo.

A veces quería abrazarla hasta olvidar y otras ni siquiera soportaba tenerla de cerca. Y el hecho de tenerla en el departamento me agobiaba aún más. Saber que ella estaba ahí constantemente preocupada, me atormentaba, todo me daba vueltas y tan sólo deseaba poder arreglar algo, aún cuando no podía hacer nada.

Verla a mi lado en la terraza fue algo conmovedor, consiguió que luego de casi una semana de recelo, pudiera olvidar las cosas con su sola presencia. Ese es su efecto sobre mí, me hace volar, pero también mantiene mis pies sobre la tierra. Sus palabras sinceras consiguieron confundirme y casi soltarle toda la verdad, fui sincero al menos, al expresarle mi temor con respecto a Tayler, y es que en eso al menos no miento, el muy maldito me tiene con el corazón pendiente de un hilo. Lo aborrezco y no puedo sentir más que impotencia al saber que no puedo hacer nada para intervenir en sus planes.

El tenerla a mi lado, y hablar sin dificultad era algo que extrañaba; mi propia conciencia evitaba que pudiera entablar una conversación con la mujer que amo, pues me cuestionaba y doblegaba constantemente.

Hasta que la olvideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora