Capítulo 36

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La verdad que no querías escuchar

Collins

Había muchas cosas por las que me preocupaba, cosas que no paraban de darme vuelta en la cabeza. Mis sentimientos ni se diga, desde que dejé que Issia se fuera con Damien, supe algo, posiblemente la había perdido.

Aunque tampoco me cabía en la cabeza que ella pudiese llegar a cometer alguna idiotez, ni mucho menos que él se dejara utilizar como plato de segunda mesa, no se tenía que conocerlo mucho para descubrir que tenía un ego bastante alto, pero tampoco podía olvidar que estaba interesado en mi muñeca, y que sabiendo que no estábamos juntos, aprovecharía para acercarse. Y eso no me daba buena espina, en ningún sentido.

Y me dolía haberla liberado de lo que teníamos, dejarle la puerta abierta para que cualquiera pudiera llegar a ocupar mi lugar en su corazón, pero había algo mucho más grande que me estaba volando la cabeza.

Necesitaba con urgencia, descubrir el paradero de Giorgia.

Saber que estaba viva, de alguna forma, me devolvió el alma al cuerpo, y me liberó de una culpa que aún me perseguía con pesadillas por las noches.

Tayler dijo que Cameron me daría información, pero aún una parte de mí no se fiaba de lo que fuera a decir, así que, sin importar su explicación, mañana personalmente buscaría a Stewart para que resolviera mis dudas, ya luego, buscaría la forma de dar con alguien que pudiera ampliar mi información, quizás algún familiar suyo, o de Giorgia.

Alguien tenía que saber algo que me diera pistas de lo que hizo Rice, aunque también estaba la posibilidad de buscarlo y preguntarle personalmente y de frente sobre ella; claro que eso era bastante fantasioso, y hasta estúpido, porque conociendo a los Hill, uno nunca podía fiarse por completo de su palabra.

Por el momento, lo único que me quedaba era mantener la calma y tratar de controlar mis emociones. Necesitaba de ello para actuar correctamente.

Al llegar a la parte de arriba, varios camarógrafos esperaban ansiosos alguna noticia, y yo lo único que pude hacer fue esquivarlos para buscar a Cameron, lo último que quería es que mi nombre o mi rostro se relacionara con ellos, aunque ya era muy tarde como para pensar en eso.

Traté de llegar a la oficina en la que me atendió la última vez, pero no me dejaban pasar, con decir que todo el edificio era un completo despelote, las personas corrían de un lado a otro, y nadie, absolutamente nadie se fijaba en nada más que no fuera el caso de Tayler Hill.

Intenté escabullirme, pero eso también salió terriblemente mal. Lo único que conseguí, fue levantar sospechas que no necesitábamos en este momento.

—La detective Dell no se encuentra en el edificio —me comentó una joven que me vio con cara de desesperado, caminando como león enjaulado.

Le agradecí su información, y proseguí a tomar mi celular para marcarle, ni siquiera sabía por qué no lo había hecho antes. Tuve que salir para encontrar buena señal, y dejar de escuchar tanto bullicio, pero Cameron no contestaba el celular, y eso me fastidiaba.

La necesitaba más que nunca, y ella estaba desaparecida.

Seguí intentando, hasta que, en lugar de contestarme, me colgó, y cuando intenté volver a marcar, sonó que el teléfono se encontraba ocupado.

Eso no hizo más que levantar nuevas sospechas en mi interior. ¿Y si todo esto era una treta de Tayler? ¿Y si lo que quería era que volviera a involucrarme en su organización?

¡Joder! Esto apestaba.

Me pasé las manos detrás del cuello para alivianar el estrés que me provocaba esta situación, mientras pensaba que más podía hacer. No podía quedarme de brazos cruzados, esperando que las respuestas me cayeran del cielo.

Hasta que la olvideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora