Two Ways ¦ Jeongin y tú ¦

T R E I N T A Y D O S

—¡JeongIn! —una voz chillona me llamo por detrás, me giré y era Hana.

—¿Hola? —fruncí el ceño.

—¿Podrías ayudarme?, he querido sacar ese unicornio y no puedo. —apuntó hacia la máquina de peluches.

—Yo..., de verdad no puedo, me están esperando. —sonreí apenado; en verdad disgustado.

—¡Anda!, te cuido esto. —camino hacia mí, tomo las botellas de agua que llevaba en mi mano e hizo que caminara hasta la máquina.

Bufé, después de 2 intentos lo logré, saqué el unicornio, se lo di y tomé las botellas de agua.

—Me voy. —dije, para después comenzar a caminar.

—Espera, ¿a dónde vas?, ¿puedo acompañarte? —tomó mi brazo.

—No. —retire su mano de mí.

Rodé los ojos cuando ella no me veía, causó que tardara mucho, ___ estaba esperándome.

Ella..., ella ya no estaba ahí, comencé a preocuparme y mucho.

—Disculpa, ¿aquí no estaba una chica con sudadera rosa? —cuestione con preocupación al hombre que atendía la rueda.

—Oh si, ella...subió. —dijo, asentí confundido y me alejé de ahí.

Era imposible que ella haya subido sin mí, me quede cerca de la atracción, para saber si bajaba o llegaba; hay muchas chicas que usan sudadera rosa, él debió haber visto a alguien más.

Bufé al recordar que tarde mucho en sacar aquel maldito unicornio.

La rueda paró, bajan personas, pero no bajaba ella, me preocupe más, algo le había pasado por mi culpa.

—Estas muy seria últimamente, ¿pasa al...

—¿Jeongin? —era ella.

Me giré de inmediato.

—¡___!, ¿en dónde... —me callé por completo, no lo podía creer.

Ella estaba junto a Jaemin, había subido junto a él.

—¡Oh!, estaban juntos. —agregó incrédulo.

—Oh no, yo ya me iba. —sonreí hipócritamente, camine por enfrente de ellos, tire las botellas de agua en el basurero que quedaba cerca y seguí caminado.

—¡JeongIn! —venía atrás de mí.

Tenía que seguir, tenía que ignorarla, mis palabras pueden llegar a herirla y eso no lo quería.

Ella tomó mi brazo intentando girarme, pero me zafé con fuerza.

—Déjame, regresa con él, estarás mejor. —detuve mi paso, pero aún le daba la espalda.

—¿Qué es lo que te pasa? —cuestionó con temor.

«Oh no, lo que menos quería, ella ahora está asustada.»

—No pasa nada, por favor regresa. —me giré y ahí estaba ella, sin saber que hacer.

—No voy a regresar, ahora dime qué pasa..., ¿es por qué subí con él? —no respondí—, yo de verdad no quería hacerlo

—¿Y por qué no dijiste que no?, claro, para que ibas a desaprovechar esa oportunidad. —pase mis manos por mi cabello con frustración.

—¿Hablas enserio? —se acercó a mí de manera amenazantemente.

—Soy un estúpido, tú..., tú estás con él, nunca debí invitarte, lo mejor es que me alejé, debes ser feliz con él, no conmigo...

—Yang, yo...