— Hay algo más importante que yo? —el silencio nos dio la respuesta— No.
No quería escuchar más, él estaba más que bien, terminé la llamada, me sentí como una estúpida. De pronto unas ganas inmensas de llorar inundaron mi cuerpo, sentía mis ojos picar.
No quiera hacerlo, no debía hacerlo; pero lo hice...
— Hey ¿qué pasó? —cuestionó con preocupación el castaño mientras tomaba asiento a mi lado.
— No es nada. —limpie rápidamente mi rostro, para después mostrarle una sonrisa forzada.
— Es algo, que te tiene mal, necesitas sacarlo, te hará más daño guardarlo... —sermoneo y asentí.
— Toma —extendió su mano en donde la botella de agua estaba destapada.
— Gracias —la tomé y bebí un poco.
— Sigamos. —sonrió apenado poniéndose de pie.
— Yo... no creo poder seguir, tengo que volver a casa. —mentí.
— Entonces te llevo a casa. —se apresuró a decir.
— No, no. —me negué poniéndome de pie— Puedes seguir, yo volveré sola.
— ¿Estas segura? —cuestionó con temor.
— Sí, segurísima.
No entendía de dónde había logrado sacar mis ánimos, aunque estaba siendo falsa, ya que por dentro estaba a punto de quebrarme de nuevo.
— Cualquier cosa me llamas ¿okay? —advirtió y asentí.
Me despedí de él y regresé. Claramente no iría a casa, iría con una persona, con la cual necesitaba arreglar muchísimos mal entendidos.
Bea. La extrañaba tanto y la necesitaba en este y todos los momentos.
Caminaba lo más rápido posible, mientras recordaba aquellas palabras, cada situación por las que en tan poco tiempo había pasado con aquel pelinegro que me hacía sentir un mar de emociones.
Llegue a casa de Bea, toque la puerta principal y abrió.
— ¿__?
— Lo siento... —me lance a ella y la abrace.
Necesitaba decirle cada maldita emoción que me hacía sentir, lo que estaba pasando por mi cabeza, lo que siento cuando lo veo; pero igual el no saber qué hacer con Na Jaemin y los problemas entre ambos del pasado.
— De verdad lo siento —solloce y ella me abrazo aún más fuerte.
— Vamos a mi habitación. —soltó el agarre y me dirigió a aquel lugar, luego de cerrar la puerta.
Todo era tan extraño. Me sentía como en los viejos tiempos, cuando escapaba de casa a refugiarme en la única persona que estaba siempre para mí, cuando las cosas andaban mal en casa, corría como liebre a punto de ser cazada; ella y sus sabias palabras, o a veces solo con su silencio me sentía bien.
— Olvídate de pedir disculpas, sabes que yo siempre estaré para ti. —dijo en cuanto nuestros pies pisaron su habitación.
— No sé por dónde empezar...
— Empieza desde el comienzo —se encogió de hombros con una sonrisa cálida la cual regrese.
Tomó asiento en su cama y después golpeó a su lado invitándome a imitar su antes acto, caminé hacia ella y tomé asiento.
— ¿Por qué siento que todo sale mal? —la mire tenebrosa.
— Hay veces en las que las cosas van mal, pero no siempre es así, son rachas ¿sabes? —me miraba atenta a los ojos, como si de estos sacara todas sus dudas.
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Two Ways ¦ Jeongin y tú ¦
FanfictionTwo Ways/Dos Caminos. Una adolescente de apenas 16 años se ve en la necesidad de abandonar su país, para viajar a otro completamente diferente. Yang Jeongin, 17 años, idol surcoreano e hijo de uno de los empresarios más importantes de Corea del Su...
