BIENVENIDOS A MI VIDA HOMOSEXUAL [AlboLópez]

7. Nunca Más

Son las cuatro de la madrugada y estoy montado en mi coche.

Pablo, como era de esperar, se acostó con su mejor amigo en las habitaciones de aquella maldita discoteca, y ahí fue cuando me di cuenta de dos cosas: una, que Pablo fingía estar emborrachado en las afterparties y aquí se ha emborrachado de verdad, y dos, que la mirada de Terral no la tiene nadie más que yo y debí quedarme en casa.

Así que llego a mi pisito y me meto en la cama.

LÓPEZ-narra horas más tarde.

Me despierto al lado de mi precioso novio...

*¡¿QUÉ DICES, HIJO DE LA GRAN PUTA!? Estás en una cama de la discoteca acostado con Juanca. ¡¿QUÉ HAS HECHO PABLO JOSÉ!? ¡¡GILIPOLLAS!!*

Me echo a llorar. Se suponía que acabaría con mi niño en su casa. ¡Sí, mi niño! ¿Qué pensará él? ¿Esto terminó? Lo he dejado frente a su mayor pánico. Le juré estar a su lado toda la noche. Le juré que lo superaríamos juntos para poder salir a una discoteca sin ser nosotros los que pichamos y ser unos novios normales en el sentido nocturno externo. Juan Carlos no aceptaba que él fuera mi pareja, pero Pablo conoce mi mundo, porque es su mundo también, y además, me entiende.

- ¿Serás cabrón?-. le pregunto al notar su pecho en mi espalda y su aliento en mi cuello. -¡Pablo Alborán es el amor de mi vida y tú una persona realmente de mierda! No quiero verte nunca más-.

No lo dejo responder y le golpeo para salir de allí. Esa discoteca a la que maldigo y maldeciré toda mi vida. Me encuentro a los demás en una mesa de picnic que hay en el parking.

- Mandad todas mis cosas a la casa de mi madre-. les digo sin saludar.

- Eso tendrá una explicación, ¿no?-. dice Dan de inmediato.

- Claro que sí-. Afirmo. -Juan Carlos quiere destrozar mi relación con mi novio y no pienso verlo en mi puta vida, eso pasa-. Explico y lloro otra vez al recordar a mi niño.

- ¿Por qué lloras?-. Marta me abraza.

Reconocería al perro de Pablo entre mil labradores chocolate, y gracias a esa virtud lo veo jugar con su dueño en un descampado no muy lejos de aquí.

- Terral-. Susurro con los ojos entrecerrados por el sol, que me da directo.

- ¿Qué?-. Marta no logra entenderme.

- Yo me voy, lo dicho-. digo y me alejo.

- Pablo, deja que hable contigo-. Me dice Marta de nuevo.

- Marta, que me dejes. No pienso ser un gilipollas y quedarme de brazos cruzados, joder. ¿Por quién me tomáis?-. le pregunto ya un poco alejados de la mesa.

- Por ti, Pablo, joder. No quiero perderte-. Sigo andando y ella se detiene. -¡¡¡Estoy embarazada de Dan, y mi hijo sólo va a poder llamarte "Tío" a ti!!!-. me grita haciéndome detener.

- No juegues con fuego-. Le digo amenazante y sin mirarla.

- Pablo, coño, que es verdad-. Insiste Dan.

- Quedemos otro día para conversar sobre esto. Sólo necesito estar con Pablo-. Les digo y sigo mi camino hacia él.

Llego y mantengo una distancia observándolo. La manera en que lanza la pelota y se ríe viendo cómo su amigo corre a por ésta me contagia.

- ¿Pablo?-.