🔮Capítulo 21🔮

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Morrigan:

Unos brazos se envuelven en mi cintura sorprendiéndome, miro con los ojos entrecerrados los brazos del individuo y ruedo los ojos cuando percibo el aroma de Matthew.

Dos horas antes él se había enterado de lo que había pasado con mi hermana, había intentado hablar conmigo, pero yo no quería y eso era una respuesta suficiente para él.

— ¿Qué quieres? — pregunto soltándome de su agarre y cerrando mi casillero.

— ¿Por qué no me llamaste cuando pasó lo de Megan? —reclama con sus ojos brillando de tristeza—. Yo te hubiera apoyado y lo sabes.

— Pero yo no quería tu apoyo Matthew — respondo con sinceridad.

Él asiente lamiendo sus labios y luego mira por sobre mi cabeza, curva sus labios en una sonrisa arrogante y vuelve a mirarme.

— A tu amigo al parecer no le caigo bien  — dice señalando con su mentón detrás de mí.

Miro por sobre mi hombro y levanto una ceja cuando veo a Drakon y Calem mirando de mala gana a Matthew.

— A Drakon nadie le cae bien. No es personal, o al menos eso creo — me encojo de hombros y paso por su lado iniciando mi camino.

Pongo los ojos en blanco cuando comienza a seguirme, observo el horario de clases y mi rostro decae en aburrimiento cuando me doy cuenta de que me toca clases de religión.

— ¿Que clase tienes ahora? — pregunta él llegando a mi lado.

— Religión.

— Yo tengo clases de álgebra.

— Nadie te preguntó.

— Simpática - masculla.

— Las veinticuatro horas del día — siseo con diversión.

Acelero mis pasos y doblo en la esquina para subir por las escaleras, llego al segundo piso y sigo mi camino hasta el final del pasillos donde imparten Religión, no es una clase obligatoria pero cada estudiante de último año tiene que elegir una clase aparte de las que ya tiene. Me quedo estática en la puerta cuando veo quien está sentado en el escritorio, veo como curva sus labios y luego me mira con una peculiar sonrisa divertida.

— ¿Vas a pasar o te vas quedar en la puerta? — su voz me provoca un escalofrío, es tan helada que es como hablar con la muerte.

Bueno, literalmente estoy hablando con la muerte.

— ¿Azrael?

— Ese soy yo — sé burla.

No sabía su nombre verdadero, pero ese había sido con el cual se había presentado el día en el que me trajo nuevamente a la vida.

— Ah, por cierto, Drakon está por llegar, digamos que moví una cositas por aquí y por allá, y podrán estar los dos en esta clase — se sigue burlando.

Pestañeo y sigo sin dar señales de inteligencia, ¿él que estará haciendo aquí? Miro de reojo el pasillo y tenso más el cuerpo cuando veo a Drakon junto a Alice. El ojiazul tiene peor cara que yo, se le preocupado cuando llega hasta puerta, junto a mí.

— ¿Qué haces tú aquí? — exige Drakon mirándolo.

Azrael nos mira con la misma sonrisa burlesca.

— Vengo a darles clases de Religión, ¿no es obvio? — dice mientras cruza sus brazos.

Drakon se tensa completamente, yo debo estar igual porque no me muevo, ¿por qué la vida no me quiere?

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora