🔮Capítulo 29 (Parte 1)🔮

26 7 0
                                    

🍃
🔮
🍃

Drakon:

— ¿Y qué hacemos ahora?

— Obviamente no dejarla en el suelo.

— Pero, no me quiero quemar...

— ¡Calem! — lo regaño.

Eleva las manos con inocencia.

— A ver —se aclara la garganta en medio de una queja—. Yo no quiero estar cerca de una fuente de quemaduras, como lo es Alice en estos momentos, y tú tampoco, admítelo. Porque sí, tenemos mucha resistencia con todo, pero esta mierda duele... —clava los ojos en Alice—. ¿Qué hacemos?

Pienso rápidamente en algo al verla cada vez más pálida recostada en mis piernas. Me trago el dolor que me produce tenerla pegada a mí y doy con un punto enseguida.

Azrael.

— Ve por Azrael —chasqueo mis labios—. Es al único que no le hace daño la esencia angelical.

Agradezco ahora que Azrael sea de dos especies.

— Claro, ¿cómo no se me ocurrió antes? —se levanta con una mueca—. Eres un puto genio, Drakon.

Pongo los ojos en blanco.

— Apresúrate.

Desaparece de mi vista y me apoyo hacia atrás manteniendo mis dientes apretados por las quemaduras que tengo en mis piernas por no dejar a Alice en el suelo.

No me importa hacerme daño, con tal de poder ayudarla un poco.

— Alice —peino su cabello sin importarme nada antes de secar el sudor que le recorre la frente—, todo va a estar bien.

Pasan algunos minutos antes de que un Azrael pálido como el papel entre al pasillo, su mirada está cargada de preocupación, y antes de que alcance siquiera a hablar, su brazo se envuelve detrás de las rodillas de Alice, y su mano se arrastra hasta su espalda, levantándola contra su pecho y yéndose tan rápido como llegó.

Wow...

Enserio le gusta.

— Oye, ¿estás bien?

Asiento hacia Calem.

— Si, solo espérame un poco — tomo una bocanada de aire antes de recuperar la movilidad de mis piernas, quedando con un poco de sensibilidad.

— Esa niña es peligrosa.

— Ella no es peligrosa —me levanto—. Pero, ¿sabes quién sí? —eleva sus cejas—. Morrigan. Ella sí es peligrosa, si algo le llega a pasar a Alice.

— Joder...

Aprieto los labios moviendo la cabeza.

— Ahora, ¿vamos por una soda y algo para comer? —se frota su estómago—. Es que no comí casi nada...

Lo miro irritado.

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora