🔮Capítulo 22🔮

38 12 15
                                    

🍃
🔮
🍃

Morrigan:

Drakon mira a su hermana con mala cara cuando ella se levanta, me balanceo en mis pies por no saber que hacer en estos momento.

— ¿Por qué está parada ahí como tonta? — le pregunta Laney a su hermano.

— Laney, déjala tranquila — la regaña.

— No la regañes, pesado — me burlo avanzando hacia ellos.

La chica se acerca hacia mí y me da un beso en la mejilla, comienzo a reírme cuando veo su aspecto adormilado.

— Iré a lavarme la cara y vuelvo — dice dándose la vuelta.

Me siento en el sofá con una sonrisa, observo a Drakon divertida cuando me mira de mal genio.

— Tengo que ir a arreglar unos asuntos, ¿te quedas con Laney o...?

— No te preocupes. Tu hermana y yo no tendremos problemas, ve tranquilo — respondo sin importancia, prefiero hablar con ella a solas.

— Eres la mejor, ¿lo sabias? — pregunta mientras se acerca a darme un beso.

Lo recibo con gusto, sus suaves labios se presionan con los míos haciéndome suspirar, beso su comisura izquierda y él se incorpora guiñándome un ojo y desapareciendo por la puerta principal.

— Ya estoy de vuelta — dice Laney saliendo por uno de los pasillo.

Sonrío, está chica es maravillosamente divertida. Me cae demasiado bien (algo raro en mí.)

— Eso noté — murmuro.

Se deja caer a mi lado y frunce el ceño.

— ¿Dónde está el gruñón de mi hermano?

— Dijo que tenía que arreglar unos asuntos — respondo.

— O sea que fue al averno — dice sin importancia.

— ¿Puede bajar cuando quiera al infierno? — pregunto con el ceño fruncido.

— Obvio. Es su hogar — responde agitando una mano.

— Eso es espeluznante...

— La verdad es que sí. Yo jamás he bajado, mi cobardía puede conmigo, a pesar de ser una hija de la noche — se burla.

— ¿Que es ser una hija de la noche?

— Pero niña, ¿mi hermano no te habla de nada, cierto? — pregunta con mala cara.

— Eh...no o bueno me habla de eso cuando quiere, la verdad.

— Es un aburrido.

— Eso no te lo niego.

Se ríe mientras choca su puño con el mío.

— Oye, no es por nada, pero siento una esencia diferente en ti —informa frunciendo el ceño, pasa saliva cuando entrecierra los ojos—. ¿Conociste a Calem?

— Si.

— Y estuvo cerca de ti, ¿verdad?

— Si.

— Esa es la esencia que siento en ti, es inevitable no saber que es la de él — suspira mientras sus pálidas mejillas se tiñen de rojo.

Levanto una ceja cuando me mira, sin querer mis ojos evalúan los suyos e inevitablemente entro a su cabeza. La información viene a mi cerebro con demasiada rapidez mareándome, no me detengo a pensar en nada, cuando llega el recuerdo que me hace sonreír. Y solo una oración queda en mí cabeza dejándome sorprendida:

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora