🔮Capitulo 32🔮

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Ella:

Salgo de mi habitación con una mueca, dejando a Drakon amurrado a mis espaldas, y sigo a Laney, muerta de sueño.

Azrael me guiña un ojo en forma de saludo cuando cierro la puerta detrás de mí, desde, —al parecer—, la nueva habitación de Alice.

— Tengo todo listo —Laney refriega sus manos entre sí, expresando un poco de su preocupación—. Esperemos que funcione.

— Si Elaine ayuda, por supuesto que todo funcionará — responde Az.

— ¿Y yo como podría ayudarla? — frunzo el ceño.

— Con tus dones.

— Pero, ¿cómo haría eso? Ni siquiera sé cómo usarlos, ni cuales tengo.

Az se encoje de hombros.

— Con el transcurso de sacar a Alice del trance, tus dones solitos ayudarán, no te preocupes, solo tienes que ser tú y nada más, ahora vamos a ver que se te sale de adentro.

— Si usas tus dones como beneficio, prácticamente tu sola podrías limpiar y recuperar la fortaleza física de tu amiga, pero tú estás muy decaída, así que para eso nos tienes a nosotros —dice Laney—. La cosa es que, si la chica despierta según lo planeado, por unos días, será el ser humano más débil y sensible de todo el planeta tierra.

Azrael asiente ante el cometario de mi cuñada.

— De todas formas, le salvarías la vida —levanta una comisura—. Pero si llegaras a hacer algo con tus dones, ni Drakon, ni Calem se pueden enterar de lo que hiciste, ¿de acuerdo?

— Yo bloqueo su esencia en la casa —Laney apoya su mano en mi hombro cuando camina hacia mí—. Todo va a estar bien, Elle.

Inflo mis mejillas demasiado nerviosa.

— ¿Que tal estuvo el último round de las súper discusiones interminables con Drakon? — Azrael se ríe entre dientes cuando Laney sale del cuarto.

Pongo los ojos en blanco.

— No lo molestes.

— Ni li milestes — se sigue burlando.

— Y después te quejas de porque te tratan mal.

— Ustedes son los amargados, no yo.

Me cruzo de brazos, con mis comisuras elevadas, mientras que Az silba, tocando la frente, cuello y pecho de Alice, —con mucho cuidado—, de no tocar más en lo último.

— ¿Que estás haciendo? — pregunto con curiosidad.

— Sintiendo donde más está el daño en su cuerpo — responde poniendo algo de seriedad en su rostro.

— ¿Y...?

— Hay que tener mucho cuidado —rasca su propia mejilla—. Porque le podemos hacer más daño, que bien.

— ¿Que podría pasar si esto no sale como esperamos?

Suspira.

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora