🔮Capítulo 27🔮

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Morrigan:
 
— Joder, como me duele la cabeza.

Miro a Alice preocupada.

— ¿Quieres irte a casa?

Niega con la cabeza.

— No —se relame sus labios—, es solo que las lagunas mentales que tengo, me están matando.

Apoyo mi cadera en mi taquilla.

— ¿Qué tan mal está eso? — me preocupo.

— No lo sé, pero no recuerdo mucho de los sucesos importantes de tu vida ni tampoco mucho de las conversaciones que he tenido con Drakon —murmura tan pálida como el papel—. Ya ni sé que paso cuando estuviste en el hospital.

Esto no es normal...

— Solo falta una clase más y nos vamos —intento alentarla—. Después puedo llevarte a tu casa.

Sacude la cabeza.

— No te preocupes, Alec vendrá por mí.

Resoplo indignada.

— No te pases de lista, Alice —la observo con detenimiento—. Ten cuidado con él.

Rueda sus ojos.

— Que sí, mamá pollo.

Mi atención va directo detrás de ella cuando observo como Liliana detiene a Drakon y le pasa su asquerosa uña por su pecho, con su sonrisa de zorra necesitada.

Ah, no.

Con él no.

Que ni se le ocurra.

Alice se gira en redondo cuando ve la seriedad en mi rostro y su boca forma una perfecta "O", antes de murmurar:

— Mira que es perra.

Drakon se ve incómodo intentando parar la mano de ella cuando se arrastra por sus pectorales, la logra quitar de encima y se aleja con una mueca por el lado contrario del pasillo. Cierro mi taquilla con fuerza haciendo que la rubia se gire hacia mí, mientras Alice se persigna a mi lado. Me echo la mochila al hombro y camino a paso calmado hacia ella, Liliana me da una sonrisa maliciosa cuando termino por quedar en frente de ella.

Voy acorralo con sutilidad a Liliana contra los casilleros y ni siquiera sé, si ella se da cuenta que está retrocediendo por instinto.

— ¿Qué crees que haces?

— No vuelvas a atreverte a ponerle una de tus garras encima a Drakon —cuadro la mandíbula—. Aléjate de él.

Me muestra los dientes.

— ¿Y me lo vas a impedir tú, drogadicta de...?

Antes de que termine de hablar, la acorralo por completo golpeando con mi mano la taquilla a su espalda y ya que la paso unos centímetros de estatura se me hace más fácil mirarla mal.

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora