🔮Capítulo 16🔮

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🍃(Escuchen la canción al leer el capítulo)🍃

Morrigan:

Me siento exhausta cuando despierto, mi cuerpo pesa al ser levantado de la cama, camino dentro de mi habitación y tomo la primera sudadera que se me cruza por el camino y mi pantalón de chándal, salgo de mi cuarto y comienzo a bajar por las escaleras, arrastro mis piernas por los pasillos mientras llego a la cocina.

Lo primero que veo es a mi padre tomando su taza de café mientras mira el jardín a través de los ventanales, mi hermano está sentado mientras toma zumo de naranja y mi madre dibuja en su libreta sin prestarle a atención a nadie.

Abro el frigorífico y saco el jarro con zumo, busco un vaso y me siento al lado de mi hermano para estar lejos de mi madre, comienzo a tomar mi zumo cuando John se aclara la garganta y me mira con una ceja elevada.

— Buenos días, Morrigan — saluda dejando su teléfono en la mesa.

Entrecierro mis ojos y lo ignoro, mi padre se acerca y se sienta en frente de mí.

— Hola, papá — lo saludo.

— Hola, princesa.

Dejo el vaso en la mesa y un plato de galletas Oreo llama mi atención inmediatamente. Saco dos y comienzo a comerlas deleitando mi paladar.

— Come más galletas, princesa, te vendrá bien para ese hambriento estómago — anima mi papá mientras saca algunas Oreo y se las comienza a comer.

Miro con deleite las galletas, me muero por comérmelas, pero tras sorber un poco de zumo niego con la cabeza:

— No. Ya me he comido dos y.…

Sin darme tiempo a terminar la frase, John resopla, coge una de las galletas, me abre a la fuerza la boca y me mete la galleta, dejándome estática en la silla.

— Mastica y déjate de tonterías, tienes que alimentarte.

— Pero...

— No Morrigan, papá tiene razón, tu estómago está hambriento y no quiero volver al hospital con mi hermana enferma —señala las galletas—. Así que come, ahora.

Mi papá hace sonar su taza con fuerza en la mesa, me toco la mandíbula por el dolor, mastico y trago antes de tomar un sorbo de zumo.

— Hay maneras más sutiles de decirle a tu hermana que tiene que comer, deja de ser tan bruto — le reclama mi padre.

Me levanto de la mesa y salgo de la cocina sin mirar atrás, camino con lentitud por la casa y suspiro, no entiendo porque mi hogar tiene que ser tan grande.

Gruño cuando comienzo a subir las escaleras, me vuelvo acariciar la mandíbula y entro a mi habitación.

Las horas pasan en silencio, mientras que yo solo leo a las afueras de mi balcón, el día está frío pero eso no es un inconveniente para mi delgada sudadera, tomo mi celular y suspiro cuando mi estómago comienza a rugir, me veo en la obligación de ir a comer para no desfallecer.

Mi madre y John están sentados en el sofá, mientras que yo solo voy a sentarme junto a mi papá, recuesto mi cabeza en sus piernas mientras que veo el televisor, papá acaricia mi cabello con delicadeza y le sonrío con cariño.

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora