🔮Capítulo 3🔮

147 30 78
                                    

🍃
🔮
🍃

Ella:

Despierto en una superficie muy cómoda, lo suficiente para que no me quiera levantar. Al abrir mis ojos con maña, observo el color de mi habitación, frunzo el ceño lentamente, y suspiro al saber que todo lo que pasó con el supuesto Drakon, no fue real.

Era de imaginarse, y gracias a eso puedo respirar tranquila.

Voy al baño, tomo una ducha, y siento un dolor horrendo en mi espalda, pienso que puede haber sido porque dormí mal, pero este dolor es aún más fuerte que eso. Cuando salgo de la ducha me secó rápidamente y voy a mi espejo de cuerpo completo. Observo donde me duele con la boca abierta. Ahogo un grito, al ver mi espalda toda amoreteada, con quemaduras de fuerza y roce en las partes de mis hombros. Tuerzo mis labios al pensar en lo que creo que fue mi sueño, -porque no hay otra explicación para lo que viví en ese acantilado-, pero en ese momento tan estúpido, yo había caído demasiado fuerte al tirarme al océano.

Esto es más que sola coincidencia, porque las similitudes están ahí, para admitir que eso sí había pasado.

Pero, ¡¿cómo carajo llegue a mi casa?!

Estoy loca, así que simplemente ignorare esto, por el bien de mi salud mental.

Observo un poco más mi cuerpo en el espejo, ignorando los hematomas en mi espalda, pero enfocándome en todo lo que mi vista alcanza a ver; mi abdomen no era plano, mis caderas eran anchas, mis piernas gruesas, y sin duda mi cuerpo era un desastre. Un desastre con el cual varias veces había atentado por no ser perfecto.

¿Por qué será tan difícil gustarse a sí misma?

No soporto mi inseguridad, mi inestabilidad mental y emocional, mi baja autoestima, no soporto mis pensamientos autodestructivos que me destrozan poco a poco, hundiéndome cada vez más en la miseria.

Respiro una bocanada de aire dejando eso atrás, para ir hacia mi armario. Me pongo ropa deportiva para estar cómoda a donde vaya. O sea, uno ni sabe que cosas te pueden pasar, y uno necesita estar cómodo para moverse donde sea. Ordeno mi mochila para ir al instituto, porque a pesar de mi última gracia el tema ha estado sensible para todos, y aunque haya pasado una semana, algunos se lamentan otros lo agradecen, pero el director se vio obligado a abrir nuevamente el instituto para que los de último año pudieran terminar su semestre y obtener buenos resultados en las últimas calificaciones, —y eso implicaba que las personas de los cursos menores, no asistirían a clases en un buen rato—, pero aun así, Ethan no era importante para nadie, así que prontamente seria olvidado.

Bajo rápidamente las escaleras de la mansión de mis padres, en la cual vivo por ser menor de edad, pero ese hecho no quita que todo aquí fuera demasiado solitario y que siempre para sola. Me siento en la terraza del jardín para respirar un poco aire fresco antes de irme. El roce que da mi espalda con la silla arde de tal manera que suelto un quejido, pero dejo eso atrás cuando veo a mi madre caminando en mi dirección, cosa que provoca que mi ceño se frunza al instante, mis labios se tuercen en disgusto, y el humor de mil demonios que me cargo encima se manifiesta enseguida. Ella camina con un plato de ensalada de frutas y me lo deja en la mesa con su característica ceja elevada.

— Morrigan, come que se te hace tarde —me da una sonrisa de labios apretados—. Justo había terminado el desayuno, para que no te fueras sin...

Huesos de un Muerto©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora