43-Inauguración

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Piper

Llegando a casa recién se me ocurre llamar a Nicky. ¡Estúpida Piper! ¡¿Cómo es que no lo he pensado antes?!

Nicky ... ¿Cómo estás?

Chapman, ¿Qué cuentas?

Escucha, ¿Al está ahí contigo?

¿Eh? Bueno...

¿Está contigo o no?

Pues no. ¿Pasó algo?

¿Tú hablaste con ella hoy?

Sí, me escribió avisando que llegaría más tarde, pero estaba ocupada y no le contesté.

¿Te ha dicho por qué no iba?

Pues no...Me asustas, Piper, ¿Qué está pasando?

Es lo que intento averiguar. La llamo y llamo y tiene el teléfono apagado.

Ya sabes cómo es. Siempre apaga el celular para que no la jodan. No te preocupes, debe estar bien

Eso espero. Anoche no llego en buenas condiciones...más bien todo lo contrario, y ya imaginarás por qué.

¿Eso intenta ser un reclamo, Chapman? ¿Me culpas de algo?

No puedo hablar contigo ahora, Nichols. Nos vemos luego.

Piper, tomate un tranquilizante...o ven que te convido lo que TU NOVIA QUISO FUMAR.

Corto la comunicación, y de reojo veo la manera en que mi madre me mira.

—Olvidalo. No tienes que saberlo todo, madre.

Llego al departamento asustada. Tengo un mal presentimiento y para mí maldita suerte me encuentro con que el ascensor no funciona por lo que debo ir por las escaleras.
Corriendo las subo y agitada, con el almuerzo en la garganta, entro al departamento. Veo el bolso de Alex sobre el sillón y enseguida me dirijo a la habitación.

—¿Al? — llamo mientras abro la puerta. Y sólo veo un bulto, un gran bulto debajo de las sabanas y un grueso acolchado, tapado por completo —¡Alex! —grito asustada y quito de golpe la ropa de cama. Y ahí está ella: en posición fetal, abrazándose a las rodillas, demasiado colorada y transpirada, con los lentes puestos— ¡Al! ¡¿Estás bien?! Mírame

—Tapame, por favor... —murmura y apenas la entiendo. Me arrodillo sobre la cama a su lado.

—¿Qué tienes, amor? No me asustes

—Mucho frío tengo. Tapame —insiste.

Toco su frente y noto que está volando de fiebre.

—Estás hirviendo , Al ... No puedo taparte.

Me levanto y voy a la cocina por un tupper con agua ,hielo y un chorro de vinagre. No encuentro ningún pañuelo, asi que tomo unas servilletas y vuelvo con ella. La encuentro tapada hasta la cabeza nuevamente.

—No, Alex, destapate por favor —digo mientras dejo lo que traía en la mesa de luz. Vuelvo a destaparla.—Necesito que te pongas boca arriba...—no contesta ni se mueve— ¡Alex! —grito y ahí reacciona y me hace caso— Si esto no te hace efecto vamos directo a la ducha fría. Al menos hasta que vaya a  la farmacia a comprar algún antipirético o te vea un médico.

—No quiero médicos, no tengo nada...

Coloco una de las servilletas heladas sobre su frente y se queja como una niña.

Te Amo,Te Odio...Dame Más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora