Al salir del cuarto de baño me acomodo la ropa y observo a Adán que me sonríe.

Acomodo mi cabello y tomo de la mano a Adán, buscamos entre la multitud a nuestros amigos. Damos con tres de ellos y salimos del local.

Ya afuera nos prendemos unos cigarrillos. Marina estaba a mi lado sonriente. Su brazo estaba aferrado al mío. Y Adán me miraba seductoramente.

Camila y Sara estaban conversando entre ellas mientras daban una calada a su cigarrillo.

-Falta Federico y Lucas.

-Lucas se fue hace rato-Dijo Adán.

-¿Por qué?-Preguntó Camila.

-Nos vio besándonos con Emma y se puso celoso. Armo lió y llamo puta a Emma.

-No me lo creo. Sabía que Lucas gustaba de Emma.-Dijo Sara sonriendo.

Yo aún estaba sorprendida e histérica por lo que había dicho Adán. ¿Cómo se atreve a contarles asi de la nada a mis amigas?

-Me siento muy mal por él. No es justo y no se merecía esto.-Dije agachando la cabeza.

-Emma, solo fueron unos besos, no somos nada-Dijo Adán, mientras se mandaba el cigarrillo.

-¿Qué? Pero me haz besado, lo hicimos románticamente y me dices que no fue ¿nada? Tienes que estar bromeando. Me haz utilizado. ¿Lo hiciste a propósito?

-Emma no te enojes, por favor. Te quiero y respeto muchísimo pero no somos nada. No me gustas, eres mi amiga.

-Entre amigos no pasa esto. Eres un invesil. ¿Cómo puedes ser tan mierda? Confíe en ti. No quiero volver a verte nunca más. Maldito degenerado.

Mariana me abraza y me da un beso en la cabeza. Me echo a llorar y me alejo del grupo junto a ella.

Me echo a llorar en sus brazos. Ella me abraza y trata de tranquilizarme. Pero no lo logra. ¿Cómo pudo hacerme eso?

Le amaba con locura. Y utilizarme de esa manera.

-No llores por él.

-No lloro por él, lloro por mí. Por lo estúpida que fui.

-No es tu culpa. Él es un completo cretino. Olvídate de él. No te merece. Eres demasiado para él o cualquier idiota. No te pongas mal. No lo vale.

-¿Pero como quieres que este, cuando la persona que amo me hace algo así?

-Emma nos vengaremos. Le haremos pagar. No se saldrá con la suya.

A lo lejos se escuchó el ruido de los tacones de Sara y Camila que venían corriendo hacia mí.

-Relájate, todo se solucionara y estarás bien-Trata de consolarme Sara.

Me siento en el suelo. En medio de las calles de Buenos Aires. Las farolas nos iluminaban. Y el rocío de otoño nos mojaba. Había viento, sacudiendo nuestros cabellos. Mis lagrimas se mezclaban con las voces de mis amigas, que me sonaban tan lejanas. Tan ajenas a mí.

Termine viajando en colectivo sola. Camine hasta mi casa. Estaba echa un completo asco. Cabello y ropa, humedecido y sucia. Mi rostro estaba completamente colorado al igual que mis ojos de tanto llorar.

El cigarrillo encendido aun estaba en mis labios. Y por mis fosas nasales despedía el humo.

Los zapatos de mi madre estaban arruinados, pero eso era lo de menos. No podría explicar cuan rota me encontraba.

Llegue a mi casa después de caminar. Abrí la puerta y me desnude completamente en la puerta. Solo quede con mi ropa interior negra. Cerré la puerta y metí toda la ropa en un canasto. Camine hasta el cuarto de baño.

Toda la casa estaba en silencio y a oscuras. Me encerré en el baño y me mire al espejo espantada. Mi estomago no lo soporto y termine vomitando todo el alcohol en el retrete.

Me quite la ropa interior y la arroje a la bañera, la rocié con desinfectante y encendí el encendedor. Entonces lo arroje a la bañera vacía, lo que hizo que en segundos la ropa se incendiara.

Abrí la ducha y hice a un lado lo que quedo de la ropa quemada.

♣Adolescentes destruidos☩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora