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Llegamos al boliche, en el auto del padre de  Lucas. Me bajé ansiosa, lo tomé de la mano y nos echamos a correr hasta la puerta.

Era una gran edificio todo escrito y dibujado. Cuando entramos por una de las tantas puertas abarrotadas, la música electro estallo en nuestros oídos.

Saque a escondidas de Lucas, una de las pastillas de éxtasis de la bolsa. Fueron dos.

Tomé a Lucas, del brazo y lo arrastre hasta el centro de la pista donde lo hice bailar. Comencé a sudar, estaba feliz nuevamente. El también reía, se estaba divirtiendo. El corazón latía rápido.

La gente saltaba y gritaba, mientras nosotros nos movíamos entre la multitud.

La música parecía penetrar dentro de mí. Tenía tanta euforia.

Las luces de colores, me volvían loca, parecía solo iluminarme a mí. En un momento, Lucas me toma de la cintura y me jala hacia él. Pero yo divertidamente me suelto de sus manos y continuo bailando, pero esta vez con algunos desconocidos. Sus manos se deslizaban por mi cuerpo, pero Lucas me saca de allí inmediatamente y vuelvo a terminar enredada entre sus brazos.

Comencé a temblar. Y el calor se volvió frío.

-Ahora vuelvo-Le grité en el oído a Lucas y me perdí entre la gente.

Cuando doy con los baños, abro la puerta blanca y me introduzco dentro. Allí había varias chicas, retocándose el maquillaje o peinándose. Me reí de ellas. No importa cuanto maquillaje usen, no podrán ocultar su verdadero rostro.

Me metí dentro de los cuartitos de baños. Estos estaban escritos por todos lados, entonces revisé en los bolsillos de mi short azul, hasta encontrar mi bolsita con pastillas. Las miré encantada, entonces quité varias pastillas de Éxtasis y me las trague. Exactamente ocho pastillas.

No importaba nada. Solo quería terminar con esta loca vida.

Inmediatamente, comencé a convulsionar. Los ojos se me iban, y temblaba enloquecidamente. La puerta se abrió y una chica al verme comenzó a gritar.

-Pidan ayuda. Esta convulsionando.

Las mujeres que estaban dentro del baño corrieron. Todo quedo en silencio, excepto por la música de fondo.

Y caí al suelo torpemente.

Más tarde, abrí los ojos, y lo único que escuchaba eran personas gritando.

-Controlen su pulso.

-Esta abriendo los ojos.

-Emma. Dios mío.

Sus voces me sonaban lejanas. Tomé fuerzas y abrí los ojos, todo se veía nublado. Me dolía fuertemente la panza y la cabeza. Intente mover mi mano, pero era imposible, no tenía fuerzas.

Alguien me abraza. Y por su voz me di cuenta que era Lucas.

-Estas bien Emma.    

Cuando todo comenzó a aclararse para mi vista, estaba en una camilla atravesando un pasillo blanco. Las personas pasaban por mi lado y los enfermeros me miraban como un bicho raro. Tenía cables conectados a mis brazos y a mi pecho.

¿Unos tubos en mi boca? Exactamente.

Entonces me meten dentro de una habitación toda blanca. Me mueven de la camilla a una cama normal.

-¿Cómo estas?-Preguntó Lucas.

-¿Qué paso?-Pregunte con dificultad y cierta sequedad en la boca.

♣Adolescentes destruidos☩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora