Final

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¿Final?

Y como si fuese una especie de maldición hacia mi persona, no podía estar tan destrozada. Estaba tan triste, me sentía sola y sin fuerzas. No tenía animo para nada y lo único que quería hacer era desaparecer, sonreír de nuevo. Recuperar mi vida, que últimamente se convirtió en un infierno. En una cárcel que no me deja escapatoria. Apenas puedo respirar, y sobrevivo solo por mi cobardía. La misma cobardía que no me deja matarme. Hasta hoy...

Entonces ahí estaba yo, sentada en la azotea del edificio. Arriba de la planta número diez. Echa un asco, llorando y conteniendo mis gritos.

Estaba sentada sobre el frío suelo de baldosas negras. Apoyada contra el barandal de cemento, que me separa de caer al vacío.

Llevaba puesto un buzo gris, con unas calzas negras y unas botas viejas. Tenia todo mi cabello negro enredado y descuidado. Las lagrimas rodaban sobre mi pálida piel. Algunas las alcanzaba a quitar de mi rostro, y otras morían en mis labios o al finalizar mi triste cara.

Saque mi paquete de cigarrillos "Malboro" y tome uno de los tantos cigarrillos asesinos, tóxicos y tentadores.

Lo puse entre mis pálidos labios resecos y lo encendí. Llene mis pulmones de ese humo que, en una forma, podía lograr tranquilizarme.

Me puse de pie y camine en redondel sin ningún rumbo. Pateaba algunas piedras que se interponían en mi camino. Me dolían las piernas. Definitivamente estaba muy débil. Seguí respirando mi propia muerte, hasta que me pare enfrente del barandal. Asome la cabeza y vi la ciudad.

Entonces recordé mi ciudad en donde crecí. Que de niña me parecía mágica. Iba todos los fines de semana a la plaza, hacia reuniones familiares y salía a caminar con mis amigos. Iba al shopping, comía helado junto a mi mascota. Pero a medida que pasa el tiempo, que envejecemos, varias cosas se pierden. Como el interés, la emoción, la creatividad y hasta la alegría. No en todos los casos, pero en un caso ausente y depresivo como el mío, llego un momento en que nada me importaba y todo me daba igual. En cierta manera, porque algunas personas podían llegar a lastimarme sin que lo supiesen. Era un fantasma caminando por los corredores del instituto. Cuando antes, solía caminar agarrada de las manos de mis amigas.

Pero todo en esta vida evoluciona y desevoluciona. Hay que adaptarnos a los cambios y continuar con una falsa sonrisa.

Rocé con mi mano, el cemento frío. El aire soplaba con fuerza, que producía en mi, escalofríos. Ese contacto áspero me volvió a la realidad. Tome aire e intente no mirar nada ni a nadie. Aunque tan alto estaba, que menos aún, notarían mi presencia.

Puse un pie sobre el barandal y con una bocanada de aire puse el otro pie sobre el cemento. En una segundo me encontraba parada, erguida y seria sobre el barandal.

Seguí fumando, hasta que lo diera por acabado. Entonces arroje lo que quedaba del cigarrillo a la nada.

Acomode mi cabello, que estaba siendo agitado por el viento violento. Estaba algo enredado, pero eso no importaba.

Bien solo tenia que saltar. Para olvidar todo lo que una vez me destruyo, me hirió. Aunque con solo recordarlo, el alma se me escapa del cuerpo.

Saltar.

Saltar.

Saltar.

Camine sobre el barandal. Ya no importaba si caía sin querer o con intención. Necesitaba morir, calmar el dolor. Olvidar todo. Sonreír sin sentirme acorralada en un mundo de hipócritas. Una vez leí que nosotros somos globos en un mundo de alfileres. Aunque hay muchos globos y algunos alfileres ocultándose tras esa personalidad malvada, pero por dentro, ellos saben que no son más que otro globo. Pero que va, no podemos cambiar el mundo. El mundo va por sí solo. Aunque podemos añadirles algunas cosas, el mundo tiene un final, y va directamente hacia él.

Me reí de la nada. Sin razón alguna. Sentí el ardor de los cortes que estaban debajo de las mangas de mi buzo.

No me importaba, solo quería desaparecer. Ya no quería seguir despertándome con lagrimas en los ojos, luchando contra todo y todos. Era hora de dejar descansar a mi conciencia, a mi mente que no hace más que lastimarme.

Mire una vez más hacia abajo y me prepare para dejarme caer a los brazos de la muerte.

♣Adolescentes destruidos☩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora