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Cuando llegue a casa, corrí a mi habitación. Mi hermano estaba comiendo pizza. Pero lo pase por mi lado como si no existiese. Tomé mi bolso y metí un poco de ropa y lo que necesitaba. Me mire al espejo, estaba con un suéter violeta y unos jeans grises. Me puse la campera de cuero y salí de mi cuarto.

-Debes comer. O sabes como mamá se pondrá.

-Me iré a la casa de mi amigo. Pasaré el fin de semana ahí. Volveré. Lo prometo, estaré bien.

Tome un papel y bolígrafo y lo mismo que le dije a mi hermano lo escribí para mi madre.

-No puedes irte. No busques más problemas Emma.

-Lo siento Matías, pero él me hace bien.

Deje la nota pegada con un imán en la heladera. Bese a mi hermano en la cabeza y tome dos porciones de pizza.

-Para el camino.-Le dije sonriendo.

Abrí la puerta y apenas la cerré arroje las dos porciones de pizza al primer tacho de basura que vi.

Llegue a la estación, el montón de gente se esparció por todos lados. Me quede sentada en uno de los asientos cruzada de piernas esperando por Benjamín. Él apareció, así que me puse de pie y fui aumentando velocidad, al igual que él, hasta chocarnos y abrazarnos.

Me tenía fuertemente aprisionada contra él. Y yo obviamente no lo quería soltar.

-Te extrañe Emma.

-Al igual yo.

Él tenía unos jeans azules con un buzo blanco.

Colocó mi cabello, el cual caía por delante de mis ojos, atrás de mis orejas con sumo cuidado. Entonces lo bese. No fue un beso muy largo, pero fue lo que necesitaba.

Nos tomamos de las manos y caminamos hasta el apartamento.

La misma recepcionista hizo lo mismo que lo de la otra vez.

Así que subimos las escaleras, aun tomados de las manos, y entramos al departamento.

-Te tengo una sorpresa.

Agarro mis manos e hizo que las pusiera sobre mis ojos. Sentía unos ruidos y pasos que iban y venían. Luego nuevamente sus manos frías. Abrí los ojos y me impresioné a la perfección.

Benjamín me había retratado.

Estaba tirada en la cama dormida. Con mi típica posición y la ropa de Benjamín que llevaba en aquel entonces.

-Esta precioso. Tienes un verdadero talento, me encanta.

Estaba en blanco y negro. Porque él sabía que los dibujos me gustaban sin color. Lo agarre y camine hacia al biblioteca, entonces coloque el cuadro sobre una pila de libros.

-Eres más hermosa aun en persona.

-Tu retractaste la belleza que no tengo. Eso te hace bello.

Sus ojos se clavan en los míos. Camina hacia mí y le sonreí por la incomodidad. Me toma de la cintura y apoya su cabeza sobre mi hombro.

-No quiero que me dejes.

-No puedo quedarme. Pero puedo hacer esto siempre.

-No es justo para ti. ¿Cuándo cumples dieciocho?

-En un mes y medio. 19 de noviembre.

-Falta mucho.

-Más o menos. ¿Y tú?

-El 26 de febrero.

Camina alejándose de mí. Entonces se arrodilla y quita el plástico que este cubre a una maquina. Camino hacía allí.

♣Adolescentes destruidos☩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora