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Mi mamá se fue a su trabajo. Y dejo a mi hermano en casa para que, aunque no me lo halla dicho, me controle.

Así que me dirigí a bañarme. Llene la bañera de agua caliente y me fui desvistiendo, así que coloque primero el pie dentro de bañera y luego me sumergí en agua por completo.

Quería saber que estaban haciendo Benjamín y mi hermano, solos los dos. Así que me reí sola. Pero me sobresalto cuando la puerta se abre.

Benjamín puso un dedo en su boca, diciéndome que me calle. Así que hubo un profundo silencio, mientras Benjamín se desvestía. Quedándose solo con su bóxer gris. Tenía cicatrices también en su pecho, en forma de cruces en sus piernas también había cicatrices.  De la misma manera había una J y otra letra más, la F.

No tenía músculos, sus huesos sobresalían. Principalmente sus clavículas, y eso me encantaba.

Se sumergió dentro de la bañera, poniéndose en el otro extremo. Nuestros pies chocaron y los dos sonreímos. Luego se arrodillo en la bañera y se estiró para besarme. Un beso lento y largo, enseguida volvió a sentarse. El agua estaba apunto de renvalsar.

-Eres tan lindo-Le dije sonriendo.

Él rió y observo el baño.

-¿Qué significan las letras cicatrizadas en tu pecho?

Dejó de mirar la nada y se concentro en mi. Trago saliva, pensó su respuesta. Me intrigaba tanto esas marcas. Y a la vez me parecían hermosas.

-La letra J-señalo la letra que estaba debajo de su clavícula-es el nombre de mi madre. Johana. Y la letra F-Señalo sus costillas-Es la anterior novia a ti. Francisca, ella murió.-Agacho la cabeza y remojo sus labios-Llevábamos tres años juntos, cuando en un accidente de trenes, ella perdió la vida. Fue hace un año y medio. Pero ya solo quedan de ella recuerdos borrosos en mi.

-¿La querías mucho?

-Sí. Pero tampoco estaba enamorado. ¿Y ese chico que arruino tu vida?

-Lo conozco desde jardín, siempre estuvimos juntos y me gustaba desde hace años. Cuando me hizo eso, no sabía como reaccionar. Quería matarlo, pero no valía la pena ensuciar mis manos por él. Jamás le perdonare. Que se mate. Y Lucas, la otra vez que estuve con él y no volvimos hablar. Un error de mi parte.

-Ya es tarde para arrepentimientos. Lo que pasa una vez, no se puede borrar.

Aún seguíamos en la bañera, así que me puse shampoo, como él también lo hizo y terminamos de bañarnos.

Tomados de la mano caminábamos por las calles de Buenos Aires. Había mucha gente caminando, nosotros dos éramos unos más en el millón.

Benjamín estaba fumando, al igual que yo. Pero él llevaba ya medio paquete usado.

Estaba con unos jeans negros rotos y una camisa azul. El viento soplaba fuerte, así que mi cabello se movía a lo loco.

Entonces paramos en una cafetería. Nos sentamos en las mesas de afuera, a la luz del sol. Aún había algunos charcos y barro por todos lados, pero era lo de menos. Estaba con Benjamín, y me encantaba.

Así que una mujer regordeta nos trajo dos vasos de plástico grandotes, lleno de café. Él pidió magdalenas para acompañar el café. Yo solo me conforme con unos cortos sorbos de café.

Él seguía fumando. Parecía no abandonar el cigarrillo.

-Cada vez fumas más y más.-Dije, jugueteando con la bombilla que había dentro del café.

♣Adolescentes destruidos☩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora